
La incertidumbre sobre hasta dónde puede llegar el aumento de las tensiones diplomáticas entre EEUU y China tras el cierre del consulado norteamericano en Chengdu y sus efectos en el mercado invitan a la cautela, pero mientras tanto, el oro registró este lunes nuevos altos históricos, el billete verde continúa cediendo terreno y la volatilidad ha regresado a los niveles de principios de febrero previos a la corrección bursátil.
El índice Vix de la Bolsa de Chicago, también conocido como el índice del miedo, y que mide los vaivenes que los inversores esperan ver en bolsa durante los próximos 30 días en Estados Unidos, ha retrocedido alrededor de un 68% desde los máximos que alcanzó el 16 de marzo en los 82,69 puntos, niveles que no visitaba desde la quiebra de Lehman Brothers que dio origen a la crisis financiera de 2008.
También en Europa
Las aguas de la volatilidad también han regresado a su cauce en el Viejo Continente, donde el índice homólogo europeo VDax, correlacionado con el selectivo de referencia alemán, también cotiza en niveles previos a la crisis del Covid-19 después de haber caído en torno a un 69% desde su nivel más alto de los últimos 12 años.
Un movimiento que también está teniendo su reflejo en las bolsas de Wall Street, donde el S&P 500, con datos a media sesión, regresaba a terreno positivo en el año, pero no así la bolsa europea, que todavía arroja pérdidas del 12% en el ejercicio.
Pese a este soplo de normalidad, lo cierto es que la semana está cargada de referencias que pueden llevar a un repunte de la volatilidad. Al temor a nuevos rebrotes y las disputas entre Washington y Pekín, hay que sumar la expectativa en torno a los anuncios que pueda hacer la Reserva Federal (Fed) así como la próxima ronda de ayudas gubernamentales para paliar el impacto económico de la pandemia.
Prueba de esta desconfianza de los inversores de que se haya recobrado la normalidad por completo es que la semana pasada los fondos de bolsa cotizados (ETF) que protegen contra la volatilidad sumaron su quinta semana consecutiva de entradas de dinero por valor de 200 millones de dólares, según recoge Bloomberg.