
La crisis del coronavirus hace mella sobre los presupuestos del estado de Nueva York, que ha visto como una quinta parte de sus ingresos se han esfumado. Esta situación proyecta ya un déficit de 61.000 millones de dólares durante los próximos cuatro años. Es por ello que los demócratas más progresistas, que están ganando peso en la presente legislatura estatal, han puesto sus miras en la compra y venta de acciones para intentar cerrar la brecha fiscal.
Y es que dado el aumento en los volúmenes de negociación, aupado por la nueva ola de inversores retail que se han sumado al mercado desde los mínimos del pasado 23 de marzo, un centenar de legisladores consideran que tasar este tipo de operaciones podría recaudar hasta 13.000 millones de dólares para esquivar el recorte de servicios públicos, el despido de funcionarios y evitar que la brecha social continúe aumentando.
El proyecto de ley presentado por el demócrata Phil Steck aboga por un impuesto de 1,25 centavos sobre la venta de una acción de cinco dólares o menos que podría elevarse hasta los cinco centavos para un valor que supere los 20 dólares.
Los ingresos se destinarían así al fondo general de Nueva York durante los próximos tres años fiscales. Posteriormente, se usarían para mejorar obras de infraestructura, con la Autoridad de Transporte Metropolitana llevándose alrededor de un 25%.
De llegar a aprobarse, este impuesto afectaría directamente al 10% de las rentas más altas, que según un estudio del profesor de la Universidad de Nueva York, Edward Wolff, citado por Bloomberg, eran dueñas del 84% de las acciones en circulación en 2016. Según Steck, uno de los beneficios de la medida es que principalmente afectaría a los residentes fuera del estado e Nueva York que ejecutan sus operaciones de compra y venta de valores allí.
No obstante, la oposición de la industria financiera al proyecto de ley es evidente. Wall Street es responsable del 17% de los ingresos fiscales estatales y de generar 181.200 empleos, algunos de los cuales podrían verse en peligro si el volumen de negociación cae. El Investment Company Institute (ICI, por sus siglas en inglés) considera que este impuesto dañaría a millones de inversores de ingresos medios en fondos mutuos.
Además una decisión en este sentido podría provocar que la New York Stock Exchange y su matriz, Intercontinental Exchanges, con sede en Atlanta, barajen mover sus operaciones fuera del estado. Una amenaza que ya se produjo en 1981, cuando la Bolsa de Nueva York consiguió aniquilar esta medida.