
Desde que la bolsa americana tocase fondo el pasado 23 de marzo, el rally que suma ya una rentabilidad de más del 40% y que ha impulsado al Nasdaq a nuevos máximos se apoya en múltiples pilares. A la inmediatez y el volumen de los estímulos fiscales y monetarios instigados por la pandemia se unen otros factores, como la rapidez con la que la economía logrará recuperarse de su peor recesión desde los años 30 y los avances hacia una vacuna.
En estos menesteres, Matthew Harrison, analista de Morgan Stanley, y su equipo, estiman que tan pronto como en otoño varias farmacéuticas implicadas ya en la tercera fase de sus pruebas clínicas ofrecerán resultados concluyentes. Entre ellas se encuentran Moderna, Pfizer/BioNTech y Astrazeneca, que durante el verano inscribirán alrededor de 30.000 personas en sus distintos ensayos cuya duración rondará algo más de un mes. En su lista no se incluyen otras, como Novavax, que también avanzan en meta por la inmunización.
Según Harrison y su equipo, la Administración Federal de Alimentos y Medicamentos de EEUU (FDA, por sus siglas en inglés) podría fijar un mínimo de eficacia de al menos el 55% mientras que consideran que Moderna y Pfizer parecen mejor posicionadas para entregar datos claros y tempranos. Estas proyecciones sirven para apoyar la tesis del banco, que apuesta por una recuperación en forma de V para la economía de EEUU.
"La claridad sobre una vacuna, especialmente a principios de otoño, permitirá a los inversores revisar de nuevo los efectos negativos asociados con el reciente repunte en la propagación del virus", señala el informe distribuido esta semana. Morgan Stanley insiste en que las economías avanzadas volverán a recuperar niveles previos a la pandemia a lo largo del próximo año.
Sin embargo, dicha inmunidad contra el Covid-19 y el regreso de la actividad económica a niveles previos al brote pondrían presión sobre el motor real que apoya el impulso del mercado: los estímulos monetarios. El Banco Central Europeo, el Banco de Japón y la Reserva Federal han engullido entre febrero y junio más de 5,6 billones de dólares de activos. En el caso particular de la institución abanderada por Jay Powell, su balance sobrepasa ya los 7 billones de dólares y por primera vez pone a prueba su propio mandato, con la compra de deuda corporativa.
En los casi seis meses desde el comienzo del año,, las bolsas estadounidenses han alcanzando ya el 40,3% de la capitalización de mercado mundial
"La falta de recompras y los bajos flujos de fondos se están viendo compensados por la acción del banco central de EEUU, que puede suponer un riesgo moral pero que la Fed está dispuesta a asumir dados los riesgos económicos", explica Tobias M. Levkovich, estratega jefe de Citi. Levkovich reconoce que la compra de fondos de renta fija y aceptar deuda de alto rendimiento era necesario para abrir los mercados de crédito pero también se cuestiona el daño en la credibilidad de la Fed a la hora de mantener a flote a empresas zombi. Aun así reconoce que estas políticas han evitado desplomes de más del 15% en bolsa.
En los casi seis meses desde el comienzo del año, e incluso con un mercado bajista de por medio, las bolsas estadounidenses han alcanzando ya el 40,3% de la capitalización de mercado mundial, según la consultora Bespoke. Todo pese a que este año está previsto que la economía de EEUU se contraiga hasta un 8% según las últimas proyecciones del Fondo Monetario Internacional y el beneficio por acción del S&P 500 pueda caer un 24,8% frente a 2019.
Mercados dependientes
"Los mercados de capital ya no son mercados libres que asignan recursos de forma tradicional", aseguraba la semana pasada Ray Dalio, fundador de Bridgewater Associates, uno de los fondos de cobertura más grandes del mundo. En su intervención en un foro organizado por Bloomberg, este multimillonario inversor justificaba su conclusión al incidir que hoy tanto la economía como los mercados están dirigidos por los distintos bancos centrales y la coordinación con el gobierno central.
Al respecto, Nikolaos Panigirtzoglou, analista de JPMorgan, cree que los bancos centrales se verán obligados a mantener políticas muy acomodaticias y las tasas de interés bajas continuarán durante mucho tiempo para que así tanto el sector público como el privado puedan mantener niveles de deuda mucho más altos. En sus últimas proyecciones, la propia Fed ya telegrafió que no se plantea volver a subir los tipos al menos hasta 2023.
Pero todo ello dependerá de aspectos como la inflación y el brío de la recuperación. En estos momentos, desde el banco estiman que la creación de deuda y las compras de activos seguirán siendo más fuertes de lo normal hasta 2021 por lo que la creación total de dinero o liquidez podría superar los 15 billones de dólares a nivel mundial a mediados del próximo año. "Creemos que la mayor parte de esta liquidez eventualmente se destinará a la renta variable a medida que la necesidad de ahorros preventivos disminuye con el tiempo", añade el analista de JPMorgan.
Una vez más, el mercado mantendrá su adicción a los estímulos de la Fed. Recordemos cómo la resaca dejada por la crisis financiera llevó a la Fed a esperar hasta diciembre de 2015 antes de implementar su primera subida de tipos, siete años después de llevarlos al 0-0,25%. También engordó el balance del banco central desde los poco más de 700.000 millones de dólares hasta los mas de 4 billones. Todo ello desató el mercado alcista más largo de la historia que comenzó en marzo de 2009 pero también una dependencia inusual a la política ultra acomodaticia. Prueba de ello estuvo es que la comparecencia del ex presidente del banco central, Ben Bernanke, ante el Congreso en mayo de 2013, desató el pánico ante la mera sugerencia de comenzar a reducir la compra de activos si la economía continuaba mejorando.
Esta misma semana, David M. Rubenstein, co-fundador de The Carlyle Group, fue claro al señalar que el dinero gratis no puede durar para siempre. "Generará burbujas e inflará el precio de los activos hasta que algo salga mal. En algún momento tendremos que tener tasas de interés más altas", incidió durante una conversación con Daniel Yergin, vicepresidente de IHS Markit. En ella avisó que, aunque técnicamente saldremos de la recesión en el tercer o cuarto trimestre, es probable que no regresemos a donde estábamos durante un par de años. Cuando esto ocurra, "la economía diferente y el entorno empresarial será muy diferente del que todos estamos acostumbrados", concluyó.