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El FMI alerta sobre los riesgos entre la desconexión de los mercados y la economía real

  • Algunos rallies durante mercados bajistas y crisis se desinflaron rápidamente
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En la última actualización del informe sobre la Estabilidad Financiera Global (GFSR, por sus siglas en inglés), el Fondo Monetario Internacional analiza el tira y afloja entre la economía real y los mercados financieros, una divergencia que implica múltiples riesgos. Con enormes incertidumbres sobre las perspectivas económicas y los inversores altamente sensibles a la evolución de la pandemia, la situación pone de manifiesto algunas de las vulnerabilidades financieras ya preexistentes antes de la actual crisis.

"Los niveles de deuda están aumentando y las posibles pérdidas crediticias derivadas de las insolvencias podrían poner a prueba la capacidad de recuperación de los bancos en algunos países", señala Tobias Adrian, el director del Departamento Monetario y Mercados de Capital de la institución.

En el caso específico de España, uno de los gráficos incluidos en el documento señala cómo el apalancamiento de las empresas no financieras y la deuda de las familias superaba a finales del año pasado aproximadamente el 150% del PIB. El Fondo estima que este año la economía española se contraerá un 12,8%.

Aún así, en las economías con sectores financieros sistémicamente importantes, los mercados de renta variable se alejan de sus mínimos de marzo recuperando ya una media de aproximadamente el 85% de sus niveles de mediados de enero.

Para el Fondo, la desconexión entre los mercados financieros y la economía real se puede ilustrar con el reciente desacoplamiento entre la bolsa americana y la caída de la confianza del consumidor (dos indicadores que históricamente han operado en paralelo), lo que plantea dudas sobre la sostenibilidad del repunte si no fuera por el impulso proporcionado por los bancos centrales.

Al fin y al cabo, los activos agregados de los 10 principales bancos centrales del mundo han aumentado en aproximadamente 6 billones de dólares desde mediados de enero, más del doble observado durante los dos años de la crisis financiera mundial, que el Fondo sitúa en diciembre de 2007. El aumento de los activos engullidos por estas instituciones representan casi el 15% del PIB de las 10 mayores economías del mundo. A ello habría que sumar también los cerca de 11 billones de dólares en estímulos fiscales de emergencia a individuos y empresas aprobados por los gobiernos de todo el mundo.

"Esta divergencia plantea otra posible corrección en los precios de los activos de riesgo en caso de que los inversores cambien de actitud, lo que representa una amenaza para la recuperación", considera Adrian, quien recuerda que, en el pasado, algunos rallies durante mercados bajistas y tiempos de crisis se desinflaron rápidamente.

Entre los episodios que pueden instigar una nueva corrección, destacan, por ejemplo, una recesión más profunda y larga de lo que los inversores esperan actualmente. Además, las tensiones geopolíticas o la ampliación de los disturbios sociales en respuesta al aumento de la desigualdad mundial también podrían conducir a una reversión en el sentimiento de los inversores.

Finalmente, las expectativas sobre el alcance del apoyo de los bancos centrales podrían resultar demasiado optimistas, lo que llevaría a los inversores a reevaluar su apetito y los precios del riesgo. Tal cambio, especialmente si se amplifica por las vulnerabilidades financieras, podría resultar en un fuerte ajuste en las condiciones financieras, limitando así el flujo de crédito a la economía. "El estrés financiero podría empeorar una recesión económica ya sin precedentes, haciendo que la recuperación sea aún más desafiante", advierte el director del Departamento Monetario y Mercados de Capital del FMI.

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