Madrid
La crisis provocada por la pandemia del Covid-19 ha causado movimientos muy violentos en los mercados financieros. Wall Street ha vivido el desplome más rápido de la historia, pero también ha conseguido jornadas de fuerte recuperación.
La volatilidad ha llegado a superar incluso los niveles vistos en la crisis financiera de 2008. Este entorno de elevada volatilidad complica las decisiones de inversión, y por ello conviene escoger productos que se adapten mejor a estas situaciones. Es el caso de los ETFs (Exchange Traded Funds), fondos de inversión cotizados que ofrecen liquidez al inversor y facilitan sus operaciones.
Los ETFs han ganado atractivo durante esta crisis, alcanzando niveles históricos. Así lo demuestran los volúmenes de comercialización, que se han llegado a disparar hasta los 120.000 millones de dólares a la semana. Todo un récord que supone casi triplicar la media semanal registrada el año pasado.
BlackRock, compañía de gestión de inversiones global que ofrece sus soluciones de inversión a personas, instituciones y profesionales de las finanzas, acapara, a través de la marca iShares, el 46% de la inversión global en fondos cotizados sostenibles, un universo de 57.000 millones de dólares. Además, gestiona en total 90.000 millones de dólares en inversiones responsables, cifra que espera que alcance el billón en 10 años.
Dada la situación actual, los ETFs son un producto ideal para estos tiempos de incertidumbre porque proporcionan flexibilidad de comercialización cuando más se necesita. Dado que los ETFs se comercializan en los mercados de valores, al igual que las acciones, resulta muy sencillo comprar o vender cuando los mercados están abiertos. Esto ha resultado especialmente útil para los inversores que tratan de capear la reciente volatilidad de los mercados, puesto que les permite realizar operaciones cuando más lo necesitan.
Los tiempos difíciles nunca duran para siempre y, a la larga, los mercados bursátiles tienen un historial de recuperación y movimiento al alza. Los ETFs ofrecen un acceso eficiente a diferentes mercados. Además, proporcionan acceso a muchos mercados diferentes a escala mundial, desde índices como el EURO STOXX 50 hasta países específicos, pasando por clases de activos concretas como la deuda pública e incluso materias primas como el oro. Otra de las ventajas de este producto financiero es que contribuye a diversificar las carteras de inversión, e incluso, a reducir el riesgo y, asimismo, ofrecen una mayor diversificación que la mera adquisición de acciones individuales porque cada ETF invierte en numerosas empresas diferentes.
Además, cabe destacar que los volúmenes de comercialización de los ETFs europeos duplicaron con creces los niveles habituales, desde un promedio de 44.000 millones de dólares en 2019 hasta entre 110.000 y 120.000 millones de dólares en las semanas del 24 de febrero al 13 de marzo de 2020.
La negociación de ETFs en el viejo continente ha representado alrededor del 30% de toda la negociación de acciones. Como en mercados estresados anteriores, los inversores recurrieron a los ETFs de renta fija como herramienta de descubrimiento de precios y para reducir el riesgo de sus caretras mientras los mercados de bonos subyacentes estaban deteriorados. Desde que comenzó la volatilidad del mercado, la gama de ETFs de renta fijo UCITS de iShares ha visto duplicar el volumen de negociación promedio de 2019, negociando hasta 21.000 millones de dólares durante la semana del 9 de marzo. Los días de negociación más importantes registraron un aumento en el volumen de operaciones en el ETF UCITS EUR Investment Grade Corp (IEAC) de iShares, con volúmenes que alcanzaron los 1.200 millones de dólares el 6 de marzo (6,6 veces el volumen diario promedio, visto durante los últimos 12 meses).
Los ETF de renta fija reflejan los precios en tiempo real, por eso mismo, estos fondos ayudan a establecer precios negociables en actualizados cuando se ve afectada la negociación en el mercado de bonos subyacente. Este fue especialmente el caso a partir de la semana del 9 de marzo, ya que los bonos sufrieron un deterioro sin precedentes de la liquidez y la calidad del mercado en todo el mundo.