
Es probable que lo peor aún esté por venir para los bonos de alto rendimiento a medida que surjan más incumplimientos, según Goldman Sachs Group. La firma espera que la tasa de impagos se dispare al 13% frente al 3% al que cerró el año pasado. Estos productos han funcionado durante los últimos años como refugio a los episodios de volatilidad. Una ola de default supondrá un nuevo desafío para todo el mercado.
El impacto del coronavirus está moviendo las placas tectónicas de los mercados financieros. Muchas empresas en EEUU se financian emitiendo bonos ofreciendo un alto rendimiento con un rating de inversión de alto riesgo, conocido en la jerga financiera como high yield. Mientras los bonos de estados al mismo plazo ofrecen una baja rentabilidad por estar prácticamente su pago, las empresas más pequeña hace lo mismo pero con un alto rendimiento y a costa de que el inversor asuma un elevado riesgo de impago.
La situación de la pandemia está poniendo a prueba la resistencia de este mercado, mientras muchas compañías se enfrentan a problemas de caja, que terminarán en impago de sus obligaciones. El mercado de high yield ha funcionado como un recurso para rascar rentabilidad a la renta fija cuando la deuda ha estado condicionada por tipos cero.
La Fed está intentando que la actual crisis no se convierta en una crisis de crédito inundando el mercado de liquidez para evitar una ola de default. Las tensiones de liquidez han contribuido al desplome de la renta variable. El dinero de los inversores ha huido buscando activos refugio, y además, en los que hay facilidad para convertirlo en dólares. Por lo que los spread de los bonos con alto grado de inversión se han disparado. Los diferenciales promedio de los bonos en dólares de alto grado aumentaron 179 puntos básicos en el primer trimestre, la mayor cantidad del índice de Bloomberg Barclays desde 1989.
Esto se traduce en un fuerte incremento de los coste para las empresas en financiarse en el mercado con emisiones de high yield. "Como ha sido el caso en recesiones pasadas, las dificultades financieras continuarán aumentando, lo que conducirá a mayores incumplimientos y quitas", explican desde Goldman.
Esta situación es todo un corrimiento de tierras para todo el mercado. Los inversores liquidan sus posiciones en los activos más líquidos en la renta variable para buscar dólares en el mercado. En los próximos seis meses que la situación se agrave, pronostica que aproximadamente 555.000 millones de dólares en bonos probablemente se conviertan en high yield por los recortes en los rating de deuda corporativa, apunta Goldman. En lo que va de año ya se han convertido 149.000 millones.
S&P Global Ratings anticipa que la tasa de morosidad se situará en el 10% en los próximos 12 meses. "La recesión actual en los Estados Unidos este año está llegando en un momento en que el mercado de grado especulativo es históricamente vulnerable a una congelación de liquidez", explica Nick Kraemer, jefe de S&P Global Ratings. Y anticipa un efecto en cascada ya que los fondos invertidos en esos bonos tendrían que venderlos.