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Mathias Blandin (Financière de l'Echiquier): "En inversión responsable, lo más importante es la gobernanza"

  • Entrevista con el responsable de la Financière de l'Echiquier para Iberia
Mathias Blandin, responsable de la Financière de l'Echiquier para Iberia. Imagen: Marcos Pascual.

Abrió oficina en España hace aproximadamente un año, pero Financière de l'Echiquier ya estaba presente en este mercado a través de Altair Finance, que desde 2010 distribuía sus fondos. Esta gestora francesa debe su nombre a la ubicación del que fue su primer despacho, en la calle de l'Échiquier -en español, calle del Tablero de Ajedrez-, en París. Volcada en la gestión activa y en la selección de valores cotizados, el volumen de activos gestionados por esta firma ronda los 9.000 millones de euros. De ellos, menos del 3% (unos 250 millones) proceden del mercado español. Francia sigue siendo la región geográfica que más aporta a su negocio, aunque también tiene presencia en Italia, Alemania y Suiza, entre otros países.

¿El mercado español resulta complicado para una gestora extranjera teniendo en cuenta el enorme peso que aquí tiene la gran banca en la industria de gestión de activos? 

Es un mercado especial, sí. Complicado en el sentido de que la competencia es muy fuerte. Hace quince años quizá solo las grandes gestoras internacionales estaban aquí, pero ahora somos muchas.  

Y al inversor español, ¿qué lo diferencia de otros? 

En España todavía hay mucho dinero en cash y una fuerte cultura del ladrillo. Durante muchos años ha realizado una fuerte inversión en renta fija, porque el perfil estándar del inversor español es conservador. Pero lo es más que un conservador alemán o uno francés y esto es importante tenerlo en cuenta. Y muchos de ellos, cuando entraban en un bono, no vigilaban cómo oscilaba su precio, se fijaban solo en el cupón sin ser conscientes de que el valor estaba cayendo. En el actual entorno de mercado, los perfiles conservadores son precisamente los más complicados, los que más sufrieron en 2018 y los que menos han recuperado este año. Muchos de esos inversores decidieron irse a liquidez el año pasado, de modo que se han perdido el rebote. Y ese miedo es difícil de gestionar. 

¿Cómo incorporan los factores medioambientales, sociales y de buen gobierno (ASG) en sus inversiones? 

En 2017 empezamos a integrarlos en todos los procesos de inversión. A todas las empresas en las que invertimos les damos una calificación entre 0 y 10, una nota en la que el criterio de gobierno corporativo pondera más, un 60%. Damos más importancia a los directivos porque son ellos los que van a tomar las decisiones y a impulsar la estrategia de la compañía a nivel social y medioambiental. También diferenciamos entre empresas industriales o de servicios, ya que el impacto nunca será igual entre una compañía que tenga fábricas y una que carezca de ellas.  

¿Una empresa tiene que sacar una nota mínima para que ustedes la incluyan en sus fondos? 

No. Es posible que, pese a tener una baja calificación, el equipo de gestión quiera invertir en ella. En estos casos, contamos con un comité que pone bajo seguimiento a esa compañía, define los aspectos a vigilar y la revisa al cabo de seis meses. Transcurrido ese plazo, decidimos si invertimos en ella o no. 

Seis de sus fondos reciben un distintivo de ISR (inversión socialmente responsable) del Estado francés. En España no contamos con nada similar, ¿cómo funciona? 

Es un sello que Francia concede desde 2015 o 2016. Lo solicitas, les facilitas toda la información, explicas tu metodología... Y si te lo otorgan, debes renovar ese trámite cada tres años. Nosotros acabamos de renovarlo. En su momento fuimos la segunda gestora en obtenerlo; la primera, si no recuerdo mal, fue Amundi. Cada país tiene sus propias recetas para la ISR; Bélgica y Alemania también conceden sus propios sellos y el alemán es el más exigente, pese a lo cual en Alemania hemos obtenido la mejor nota posible.  

Cada gestora también tiene su propia interpretación de la ISR. ¿Observa usted muchas diferencias entre los métodos que siguen unos y otros?  

Sí, no siempre estamos de acuerdo con la metodología que practican otras casas. Tenemos, por ejemplo, un punto de vista diferente del de Morningstar, que utiliza el enfoque best in class. Es decir, selecciona a las mejores dentro de una industria, lo que provoca que se queden, por ejemplo, con una petrolera, que es la mejor de su sector pero que sigue siendo contaminante. A nosotros no nos vale un fondo con una buena calificación pero que incluya una petrolera entre sus primeras posiciones. Lo que hacemos es el best in universe, que consiste en quedarnos con las mejores compañías. 

Si aplicasen su metodología a todos los productos que en España se comercializan bajo la denominación ISR... ¿Cuántos quedarían?  

Es una discusión que a menudo tenemos con nuestros clientes. Incluir en tu denominación las siglas ISR es muy fácil, y muchos lo han utilizado como una cuestión de marketing. Luego está lo que te comentaba: unos aplican el best in class, otros el best in universe, otros lo delegan todo en terceros... 

¿Le generan confianza los índices 'sostenibles'?  

Hay que ver cómo están construidos. Nosotros miramos todo: Sustainalytics, MSCI... en parte, para ver con quién tenemos más similitudes y de cuál estamos más alejados, por si el día de mañana decidimos utilizarlos. 

¿Excluyen ustedes sectores? 

Sí: si una compañía genera más de un 5% de su negocio con las energías fósiles, las armas o el tabaco se queda fuera de nuestros fondos. Los productos ISR añaden otras exclusiones, como la marihuana o la pornografía. 

¿Qué tendencias de mercado son las más interesantes de cara a 2020? 

La primera es la inversión socialmente responsable. La segunda, la inteligencia artificial; se estima que en el año 2030 representará 13 billones de euros a nivel mundial; es decir, alcanzará el tamaño del actual PIB europeo.

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