
Este miércoles se conocerá la decisión que tome el Comité Federal de Mercados Abiertos (FOMC, por sus siglas en inglés) tras la reunión que comenzó el lunes sobre la política monetaria en la que el mercado ha descontado ya que se vayan a reducir los tipos de interés en otros 25 puntos básicos, hasta el rango del 1,75-2,00%.
Más allá de esto, la cuestión será ver si la Reserva Federal adopta definitivamente un tono más acomodaticio o si, por el contrario, se planta ante las presiones de Donald Trump y mantiene el precio del dinero el resto del año a la espera de más señales de desaceleración que impulsen este tipo de políticas. Y en medio de todo esto, la reacción del mercado medirá si los inversores abrazan la decisión comprando bolsa o refugiándose en la deuda.
"Aunque el crecimiento interno parece sólido, los riesgos internacionales están aumentando, incluido el empeoramiento de las tensiones comerciales entre EEUU y China y el creciente riesgo de un Brexit duro", explica Franck Dixmier, director global de renta fija de Allianz Global Investors. "Como tal, creemos que la Fed no se arriesgará y esperamos que el banco central anuncie un recorte de tipos de un cuarto de punto", añade.
Tras el mes de agosto en el que la renta fija de todo el mundo vivió una bacanal de compras movidas por las incertidumbres económicas, comerciales y políticas, en las últimas dos semanas ha vuelto la calma a los mercados y muchos inversores se han deshecho de deuda para volver a bolsa. Precisamente el 3 de septiembre el T-Note tocó máximos de precio (mínimos de rentabilidad en el 1,45%) no vistos desde julio de 2016. Y, desde entonces, las ventas se han impuesto llevando al interés exigido a los bonos a 10 años hasta el 1,82% actual.
Este movimiento se traduce en pérdidas para el inversor del 3,3% en sólo dos semanas, aunque el registro negativo asciende al 3,7% para el europeo al incluir la depreciación del dólar en las últimas 10 sesiones. "Esperamos que la bajada de tipos satisfaga las expectativas del mercado y anticipamos que el precio del dinero se mantendrá firmemente anclado en los bajos niveles actuales", arguye el experto de Allianz.
Además de lo que anuncie Jerome Powell este miércoles, hay otros catalizadores que podrían prolongar la salida de capital de la deuda soberana. Uno de ellos, el más importante, es el avance de las negociaciones comerciales entre las dos potencias mundiales, cuyos representantes han acordado reanudar la próxima semana.
El dividendo supera al bono
La rentabilidad del T-Note había caído hasta mínimos no vistos desde hace dos años, por debajo del 1,5%, ante los vaivenes de la guerra comercial que están librando Estados Unidos y China y los miedos a una fuerte desaceleración económica que llegue incluso a niveles de recesión, como ya se anticipa en Alemania por ejemplo.
De forma paralela, estos miedos trajeron también una mayor aversión al riesgo que entraña la bolsa y los principales índices de Wall Street sufrieron severas caídas durante las semanas de agosto, aumentando la rentabilidad de su dividendo por encima de los 2 puntos porcentuales. Es decir, por primera vez desde noviembre de 2016 es más atractivo para el inversor comprar el S&P 500 en busca de los rendimientos de sus retribuciones que adquirir bonos con vencimiento a una década para embolsarse el cupón.
Esto se mantiene a día de hoy pese a que la brecha abierta se ha ido cerrando estas últimas dos semanas hasta un diferencial de 15 puntos básicos desde el medio punto que alcanzó a finales del mes estival. "Aunque no hay que olvidar las recompras de acciones, muy populares y numerosas en los últimos años en el mercado estadounidense y que da una rentabilidad del 3,5%", recuerda Carlos Mendoza, de Altair Asset Management.
"Es un diferencial que suele ampliarse en momentos como este, en los que los bancos centrales intervienen la economía en la economía mediante rebajas de tipos y, además, se produce un trasvase masivo de inversores de renta variable a la renta fija, lo que hunde las rentabilidades de los bonos", explica Óscar Anaya, analista de la gestora Tradition. "Fuertes incrementos en este diferencial hay que verlos más como un aviso que no una oportunidad ya que refleja la volatilidad del mercado", añade Anaya.
Ganancias del 1,87%
Por el lado de los bonos, según los datos y proyecciones que recoge Bloomberg a través de Barclays, se pueden esperar alzas del 1,87% como mucho en deuda americana mientras que el high-yield podría alcanzar hasta el 5,6% de aquí a dentro de un año.
"Esto nos da una idea de que la bolsa no está cara frente a los bonos", apunta Diego Fernández, director general de inversiones de A&G Banca Privada. "Las valoraciones no son excesivas para provocar una fuerte corrección aunque existe una gran divergencia entre sectores y compañías", añade el experto.