Medios - Comunicación

El núcleo español de Prisa busca aliarse con el checo Kretinsky y lanzar una opa: es dueño del 50% de Caprabo y participó en Le Monde

Daniel Kretinsky, el dueño del 50% de Caprabo.

Los accionistas españoles de Prisa, liderados por la sociedad Global Alconaba y próximos al Gobierno, están buscando inversores extranjeros para lanzar una oferta de compra sobre el grupo. El favorito para ello es el magnate checo Daniel Kretinsky, con el que ya ha habido contactos en el pasado, aunque no se descartan tampoco otras opciones, como la de Alex Soros, el hijo del magnate Georges Soros. Fuentes próximas a Global Alconaba, que tiene algo menos del 7% de las acciones, han confirmado a este periódico que "Kretinsky es uno de los candidatos", pero insisten también en que "aunque hemos hablado con él con anterioridad, las negociaciones no se retomarán hasta que no se aclare la vía judicial tras la impugnación de la ampliación de capital y la refinanciación de la deuda".

Con una fortuna estimada, según Forbes, de 9.500 millones de dólares, Kretinsky tiene intereses en distintos sectores, habiendo entrado ya en varios medios de comunicación franceses. A través de su holding Czech Media Investment, llegó a comprar el 5,1% de la compañía de televisión TF1 y una participación minoritaria en el periódico Le Monde, aunque tras un intentó de hacerse con su control vendió por la oposición del Gobierno francés ante sus lazos con Rusia. Propietario además del grupo de supermercados galo Casino, en España es conocido por haber comprado el 50% de Caprabo a Eroski en 2021.

Gran parte de su fortuna la ha amasado, sin embargo, a través de Energeticky Prumyslovy (EP), el grupo energético más grande de toda Europa Central, con el que emplea a más de 25.000 personas. En el plano deportivo, es propietario, asimismo, del Sparta de Praga y principal accionista del club de fútbol inglés West Ham United, con un 27% de las acciones.

El presidente de Prisa, Joseph Oughourlian, propietario del 30% de las acciones, se ha negado a vender su paquete a título individual y ha instado al grupo de accionistas españoles a que lancen una opa sobre el 100% del capital a un precio, como mínimo, de 0,67 euros por acción si quieren quedarse con la compañía. Ese importe supondría una prima de más del 70% respecto al cierre de ayer de la editora de El País y la Cadena SER, en bolsa, a 0,39 euros por título. Prisa tiene ahora un valor en bolsa de 524 millones de euros y si se lanzara una opa al precio que quiere Oughourlian la valoración llegaría a 900 millones de euros.

Los accionistas críticos

Este grupo de accionistas españoles está liderado por el exdirector de Contenidos de Prisa, José Miguel Contreras, suma alrededor de un 16% de las acciones. Además de Global Alconaba, una firma encabezada por Andrés Varela, uno de los fundadores de Globomedia, en este grupo está también Adolfo Utor, dueño de Balearia, que tiene un 4,38% tras la ampliación, y Diego Prieto, fundador y presidente del Grupo SSG, compañía dedicada al transporte sanitario, con otro 2,7%. La opa es su única opción puesto que el inversor francés tiene un 29,9% de las acciones y cuenta, además, con el apoyo de Vivendi, que suma cerca de otro 11% del capital.

El gran obstáculo, sin embargo, es que el acuerdo de sindicación de las acciones de los inversores que entraron en Alconaba está impulsando a algunos de ellos a vender. Es algo que ha hecho ya Daniel Romero- Abreu y que, según las fuentes consultadas, podrían hacer también Antonio Escudero y Fernando Ocaña, dueños de un 2% y un 1% respectivamente de Prisa. Además de impugnar la ampliación de capital, Global Alconaba solicitó ante el juzgado de lo Mercantil número 18 de Madrid paralizar de forma cautelar la refinanciación de Prisa por un importe de 800 millones de euros.

La vía judicial

La jueza consideró, sin embargo, que no se puede tomar esta decisión con la urgencia que reclamaba la firma que dirige Andrés Varela Entrecanales sin escuchar antes a la compañía, citando a las partes a que comparezcan el próximo día 26 de abril en el juzgado. Con la ampliación de capital, realizada por la vía de urgencia en tan solo unas horas y sin derecho de suscripción preferente, Oughourlian logró diluir a los accionistas críticos, al tiempo que convertía días después sus bonos en acciones para volver a recuperar su participación, que ronda casi el 30%. Y del mismo modo, logró blindar su continuidad al frente de la compañía al introducir una cláusula en el contrato de refinanciación firmado con Pimco, por el que la tendría que volver a negociarse la operación en el caso de que se produjera un cambio en la gestión de la compañía.

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