Bajos salarios, falta de oportunidades laborales, inestabilidad en los contratos o carencia de recursos económicos para abordar proyectos autónomos son algunos de los principales obstáculos a los que se enfrentan los jóvenes investigadores matemáticos en España, aunque todos coinciden en el elevado nivel y el reconocimiento internacional que ha alcanzado en España esta disciplina, que en la actualidad ocupa el décimo puesto en producción científica mundial. De este prestigio darán cuenta los cerca de 300 participantes que durante cinco días compartirán sus ideas, líneas de trabajo e inquietudes en el 4º Congreso de Jóvenes Investigadores organizado por la RSME que tiene lugar desde hoy y hasta el 8 de septiembre en la Universitat de València.
"Hay potencial, tanto en capital humano como en instalaciones y centros. La investigación matemática es España está ganando peso y hay que seguir trabajando e invirtiendo en ella para que cada día sea mejor", asegura Jezabel Curbelo, de la Universidad Autónoma de Madrid. "Tenemos excelentes investigadores que hacen matemáticas muy buenas. Por desgracia, están emigrando al extranjero donde se les ofrecen mejores condiciones de trabajo", coincide Elisa Lorenzo, quien actualmente desempeña su labor como Maitre de Conferences en la Universidad de Rennes (Francia), en cuya opinión España necesita "más financiación y menos endogamia, sueldos más dignos y hacer la carrera investigadora más flexible".
También Marc Masdeu, de la Universidad Autónoma de Barcelona, coincide en que hay investigadores muy buenos en España, aunque "la burocratización excesiva del sistema, junto con la endogamia que aún se mantiene, no permiten incorporar investigadores extranjeros que aumentarían la competitividad y permitirían un mejor intercambio de ideas". En su opinión, "el sistema de postdocs, que para mí es básico para mantener un alto nivel de investigación, es mucho mejor en países como Estados Unidos, Canadá o Inglaterra. Aquí los departamentos que conozco parece que no tienen muchos recursos para viajes a congresos y reuniones internacionales, así que uno debe contar con becas y ayudas externas para estas actividades básicas", puntualiza.
Desde que en 2009 comenzó su tesis doctoral, Soledad Fernández, de la Universidad de Sevilla, ha visto cómo la situación de la investigación en España ha ido empeorando, con cada vez menos recursos para su financiación. Un hecho que, a su juicio, ha afectado en particular a los jóvenes, muchos de los cuales no han tenido más remedio que trabajar fuera de nuestras fronteras. "Trabajar durante un tiempo en otros países enriquece personal y profesionalmente, pero es lamentable que no existan posibilidades reales de retorno", añade.
A pesar de que "cada vez se conceden menos proyectos y con un presupuesto más bajo", Soledad Fernández considera "sorprendente la buena salud de la investigación matemática en España, que se encuentra en la primera línea de la matemática mundial". Sin embargo, añade que "sería deseable que las universidades apuesten por la investigación matemática, dotándola de los recursos humanos y la financiación que le permita mantener y ampliar los contactos internacionales".
Atracción de talento
Ariadna Farrés, de la Universidad de Barcelona, comparte la urgente necesidad de facilitar la incorporación de talento en las universidades y centros de investigación: "A muchos de nosotros nos ha tocado viajar y vivir en otros países como parte de la experiencia postdoctoral. Pero la reincorporación en el sistema universitario español es muy complicada. Yo ya llevo ocho años como postdoc y aún no lo he conseguido, hay pocas plazas y mucha gente". Añade la investigadora que la disciplina ha alcanzado un alto nivel en España, donde "hay muchos grupos de investigación que están muy bien valorados internacionalmente", de ahí la importancia de que "el sistema permita estabilizar a los jóvenes que se forman aquí, ya que, si no, gran parte del trabajo que han hecho nuestros tutores se podría perder".
Actualmente en el Basque Center of Applied Mathematics, el investigador Pedro Caro extrae de su experiencia internacional que "hay muchos países europeos con mejores condiciones y oportunidades para desarrollar una carrera investigadora", aunque "en España, afortunadamente, no estamos en el último lugar de la cola", gracias en parte a la ayuda de los contratos Ramón y Cajal o el Ikerbasque, propio del País Vasco.
El investigador llama la atención sobre el hecho de que en España se exige estar acreditado para ser elegible como candidato a un puesto permanente, "un paso que algunos verán como positivo frente a la endogamia pero crea una barrera para investigadores europeos o españoles que se han formado fuera, o con larga trayectoria internacional, y no conocen el sistema". Además de los gastos burocráticos que esto conlleva, "resulta paradójico que los candidatos que están al tanto del sistema y conocen la lista de puntos a cumplir son los que menos experiencia internacional tienen".
A pesar de la calidad de la producción matemática española, Pedro Caro lamenta que "aún no tenemos ningún matemático o matemática entre los galardonados a la medalla Fields o al premio Abel". "Aún queda mucho trabajo y que los puntos de partida deben ser los centros de enseñanza universitaria. No estaría mal revisar los métodos ni los temarios que se imparten hoy en día", sugiere.
Carrera de obstáculos
Carmen Rodrigo, de la Universidad de Zaragoza, considera urgente la reactivación de las inversiones en investigación y una "apuesta clara" del Estado y de las empresas. "Debería fomentarse un mayor acercamiento entre la Universidad y la Industria, permitiendo así la transferencia del conocimiento". El camino de un investigador no es fácil: "Realicé la tesis doctoral sin ninguna financiación, simplemente porque era lo que me gustaba y quería hacer, y realmente lo veía como una inversión para mi futuro. Incluso tuve que hacerme autónomo para conseguir algo de experiencia docente y poder optar a una plaza de profesor asociado, con lo que el sueldo a final de mes resultaba insignificante". En la actualidad disfruta de una plaza de "profesor contratado doctor interino", a la espera de, en un futuro, poder promocionar a una plaza permanente a través de un concurso oposición.
A su juicio, "la investigación matemática en España tiene un gran potencial", como indica su gran proyección más allá de nuestras fronteras y el hecho de que se consigan multitud de ayudas europeas por investigadores españoles o que una gran cantidad de jóvenes formados en nuestras universidades desarrollen carreras brillantes en otras instituciones extranjeras. "Espero que en el futuro se apueste más por los jóvenes investigadores de este país y no tengan que irse fuera para tener un trabajo digno".