Este estilo de gestión vive un boom en nuestro país con la puesta en marcha en los últimos años de gestoras independientes. Analizamos en qué consiste.
España vive la época dorada de la gestión value. La salida de uno de los máximos exponentes de esta corriente de su anterior casa hace ya dos años -hablamos de Francisco García Paramés y de Bestinver desató una oleada de movimientos dentro de la industria de inversión colectiva española, que desembocó en la creación de un buen puñado de gestoras independientes. Todas ellas aplican una filosofía de valor que, en palabras simples, implica buscar compañías infravaloradas por el mercado en el corto plazo con la esperanza de que su valor se vea reconocido a largo plazo.
Esta corriente no es, ni mucho menos, nueva. A pesar del boom que vive en España, sus orígenes se remontan a 1929 y va ligada al nombre de Benjamin Graham. A él se atribuye una teoría que posteriormente seguirían otros inversores archiconocidos hoy en día, como Warren Buffett o su mano derecha Charlie Munger, quien llegó a simplificar en una sola frase el espíritu del value: "Toda inversión inteligente es value investing: adquirir más de lo que estas pagando".
En definitiva, "comprar barato y vender caro es el objetivo de todo gestor", recalca Rose Marie Boudeguer, directora del servicio de estudios de Banca March. "Por eso todos dicen que son value", concluye. Nada más lejos de la realidad: en España, la industria de inversión colectiva está dominada por la red bancaria, que en una proporción elevada vende fondos de escaso valor añadido para el partícipe a pesar de cobrar comisiones propias de una gestión activa. "En Europa, sin embargo, hay más value porque la composición del mercado es diferente y por eso no hay tanta diferencia entre growth -estilo que busca compañías de crecimiento- y value", puntualiza Javier Monjardín, director de análisis de Tressis.
A lo largo de la historia, algunos de los estudiosos que han abordado este estilo de gestión coinciden en señalar que un gestor value se caracteriza por tener una visión de largo plazo, por no prestar demasiada atención a los acontecimientos macroeconómicos a la hora de tomar sus decisiones de inversión, por realizar análisis exhaustivos de los fundamentales de las compañías y, sobre todo, por tener mucha paciencia. Paciencia para saber aguantar los envites del mercado teniendo la convicción de que es cuestión de tiempo que éste empiece a poner en precio su valor intrínseco -invisible a los ojos del resto-. "El estómago para aguantar pérdidas en el value es mayor", sintetiza Monjardín. "El problema con el que se pueden encontrar son los flujos, por eso no les gusta comercializar sus fondos activamente", añade.
La razón es que a mayor volumen gestionado, mayor dificultad encuentran a la hora de rentabilizar una inversión. De ahí que algunas gestoras independientes con esta filosofía establezan límites de patrimonio a sus productos, con el fin de proteger al partícipe.
Su esencia es que encuentran oportunidades donde otros sólo ven empresas con problemas. "Los valores value suelen estar más baratos porque son empresas sosas, con poco glamour o compañías con posibilidades de reestructuración", señala Boudeguer. Por poner un ejemplo actual, algunos gestores value como Paramés o Beltrán de la Lastra (Bestinver) reconocen ver interesante el sector bancario, denostado este año por el mercado. A esa diferencia entre el precio de mercado y el valor intrínseco que los gestores identifican recibe el nombre de margen de seguridad en el argot. Y cuanto más elevado, mejor.
Pero, ¿de verdad funciona?
Los números apuntan a que sí. "A largo plazo, la inversión en valor ha tendido a superar ligeramente al mercado, aunque vale la pena recordar que esto no es garantía de que vaya a continuar haciéndolo", explican desde M&G Investments. "Desde 1975 hasta fin de mayo de 2016, las rentabilidades totales del índice MSCI World -un indicador de la evolución de la renta variable de las economías desarrolladas- promediaron un 10,8 por ciento anual, mientras que el índice MSCI World Value, formado por compañías de esos mismos mercados que presentan características de valor, registró una rentabilidad total media del 11,8 por ciento anual", finalizan.
En España, los fondos de renta variable española de gestoras value también se comportan mejor este año que los que pertenecen a otras con una filosofía de inversión distinta. Hasta mediados de mes aproximadamente, según los datos ofrecidos por Mornignstar, los fondos valor de gestoras independientes ganan de media más de un 6 por ciento frente a las pérdidas que se anota el Ibex 35. Para futuros adeptos a esta corriente, un dato a tener en cuenta: la recomendación de Fernando Luque, editor senior de Morningstar, "es que quien quiera un fondo value se compre el peor de los últimos años. Volverá a tener su momento".