
En medio de una crisis política sin precedente, el mercado cambiario de Venezuela está entrando en un universo totalmente nuevo. Tradicionalmente, en los países con hiperinflación, los gobiernos intentan sobrevalorar su moneda en los mercados oficiales de divisas para ocultar la crisis e intentar frenar el alza de precios. Mientras tanto, en el mercado negro, la libre compra y venta de las escasas divisas suele resultar en precios mucho más altos (y realistas). En Venezuela, sin embargo, está ocurriendo algo nunca visto: el dólar está un 37% más caro en el mercado oficial que en el paralelo. El mundo al revés.
Los datos son sorprendentes: a 1 de febrero, en el mercado oficial del Banco Central, un dólar se cambia por 3.300 bolívares, mientras que en el mercado negro un billete verde solo cuesta 2.408, según la media de Valor Dólar Venezuela. La tasa más alta, la de la web DólarToday, apenas alcanza los 2.715 bolívares por unidad.
El movimiento es notablemente brusco, especialmente dado que, hasta finales de 2017, el Gobierno de Nicolás Maduro mantenía un tipo de cambio prácticamente regalado, de 0,0001 bolívares actuales por dólar. Aquellos dólares 'gratis' iban solo a algunas empresas autorizadas por el Gobierno y personas con permiso oficial, mientras que el resto tenían que ir a otras subastas más caras (y más escasas) o al mercado negro.
Pero el gran aumento se ha dado especialmente en enero, especialmente tras la pérdida de legitimidad de Maduro y las sanciones a la dirección de facto de la petrolera PDVSA, principal fuente de divisas de Venezuela: en 2017, la venta de petróleo a EEUU supuso el 70% de todos los dólares ingresados por el país, según datos de Barclays. Este año calculaban que sería el 100% de sus ingresos, lo que deja al Gobierno de facto sin apenas formas de conseguir divisas, más allá de vender sus reservas de metales preciosos. De ahí, posiblemente, que estén vendiendo los pocos euros que tienen a precio de oro.
Mientras tanto, el índice Café con Leche de Bloomberg, que mide la inflación a través del precio de la bebida, estima un alza de precios del 377.678% interanual. Pero más grave es la tendencia: en el último trimestre, el dato anualizado sería del 10.254.088%. Cifras que sitúan ya a la crisis venezolana en el puesto 22 de las peores hiperinflaciones de la historia según su pico mensual. El problema es que la de Venezuela ya supera el año de duración: cuanto más se alargue, más se multiplicarán sus daños.