Con el reloj ya de lleno en la marcha atrás para la que parece la última fecha límite, el primer ministro británico, Boris Johnson, mandó este jueves un nuevo mensaje de pesimismo de cara a su último intento de romper el bloqueo de las negociaciones del Brexit. En un comunicado, el premier aconsejó a empresas y ciudadanos que hagan "todos los preparativos necesarios" de cara a la salida caótica el 1 de enero.
Johnson anunció que ha ordenado a su Gabinete poner en marcha todos los preparativos para la peor de las opciones. "Hay una fuerte posibilidad de que no haya acuerdo", dijo. En la reunión con sus ministros, "hemos llegado a la conclusión de que el pacto que se ofrece no es el adecuado en este momento".
Su principal problema, argumenta, es "la idea de la equivalencia", según la cual Reino Unido tendría que adaptarse a las regulaciones laborales y medioambientales que apruebe Bruselas para mantener una competencia justa y preservar su acceso sin aranceles al mercado común. "Es como si hay dos gemelos y cuando uno se corta el pelo, el otro tuviera que hacerlo también o le castigarán. Es una forma de mantener al Reino Unido así como atrapado en la órbita europea", afirmó Johnson.
Aun así, el premier aseguró que está dispuesto a "viajar a Bruselas, París, Berlín, donde haga falta para completar el acuerdo". Pero no parece que tenga mucha esperanza de éxito, teniendo en cuenta el resto del mensaje.
Este miércoles, Johnson cenó con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y los dos acordaron mantener las negociaciones hasta este domingo, aunque reconocieron las "grandes diferencias" que les separaban. Esta mañana, la UE ya ha publicado una lista de medidas de emergencia a tomar en distintos sectores económicos, para minimizar el caos si hay una salida sin acuerdo. Si todo esto es solo la recta final de un juego de la gallina, el barranco está ya solo a unos pocos metros, y nadie parece tener intención de ser el que frene.