Inmobiliaria

Hablando de ESG y taxonomía verde en inmobiliario

  • Tribuna de Carmen Panadero, presidenta de Wires
Foto: Archivo

ESG en inglés o ASG en español son las siglas de moda. Dichas siglas hacen referencia a los criterios que deben regir todas nuestras decisiones a partir de ahora: medioambientales, sociales y de gobierno corporativo. Este acrónimo nos abre la llave de nuestra conciencia con el medio ambiente, nuestra responsabilidad con la sociedad y con los códigos de buen gobierno. Nos dan acceso a créditos más baratos que revierte en que nuestra empresa valga más, y nos posicionan en la horquilla alta de la tabla elegibilidad. No sólo es un objetivo de negocio, lleno de buenas intenciones, también debe traducirse a hechos demostrables y medibles.

Estandarizar los datos es el reto: "¿Qué se debe medir? ¿Cómo debe medirse? ¿Quién y debe ser obligatorio o voluntario?" No tener el codiciado "apellido" ESG o no saber usarlo es malo, pero que parezca Green-washing es peor todavía.

Por ello, considero que merece la pena reflexionar cómo nos afecta en cosas concretas, cómo podemos sacar provecho de la palabra de moda y de cómo podemos hacer viable su aplicación. Acreditar la mejora de los parámetros ESG se vuelve clave, ya que a ellos estará vinculado el tipo de interés del crédito sostenible. Pues centrémonos en cómo nos afectan los criterios ESG a nuestro micro mundo inmobiliario. Allá vamos.

Taxonomía ESG en clave inmobiliaria

Palabra de moda no se olviden de ella. Antes de hablar de taxonomía hay que explicar de dónde viene y qué tipos existen. Tendríamos una taxonomía verde -debate sobre la sostenibilidad: 'E'-, una taxonomía social -todavía está in the making- la Unión Europea se ha comprometido a tener el primer informe para finales del 2021 y por ultimo la taxonomía de la gobernanza se sabe si llegará o será opcional.

Centrándonos en la taxonomía verde que es la que ya tenemos. El Green Deal europeo (Pacto Verde de la UE) es una nueva estrategia europea de crecimiento económico para lograr una economía circular, competitiva y climáticamente neutra para 2050. Este Green Deal creó una nueva taxonomía de la UE (EUT) que buscaba ser el camino fiable para implementar las medidas, y constituye una herramienta central para financiar el futuro sostenible que necesitamos.

Dicho reglamento sobre taxonomía verde se publicó en el Diario Oficial de la Unión Europea el 22 de junio de 2020 y establece seis objetivos principales: Mitigación del cambio climático, adaptación al cambio climático, el uso sostenible y la protección del agua y los recursos marinos, la transición a una economía circular, prevención y control de la contaminación y la protección y restauración de la biodiversidad y los ecosistemas.

Para ver cómo afecta al sector inmobiliario es interesante leer el primer estudio de taxonomía del GBCe (Green Building Council España) que ha publicado junto con sus homólogos europeos, donde elabora unas interesantes conclusiones al respecto.

Financiación ESG

Ahora ya hablamos mucho de finanzas sostenibles, donde se toman decisiones de inversión no solo evaluando cuestiones de carácter financiero o económico como rentabilidad, el riesgo, la liquidez, etc., además se evalúan y se vuelven clave los criterios ambientales, sociales y de gobernanza.

Lo mejor de todo esto es que no solo queda bien, si no que logra abaratar el tipo de interés de esta financiación y por lo tanto mejora tu rentabilidad y en consecuencia el valor de tu empresa. No lo digo solo yo, lo dicen los expertos.

En nuestro sector inmobiliario, muchas de las compañías de nuestro sector están transformando su línea de crédito a financiaciones sostenibles, introduciendo la variable ESG (sostenibilidad) en sus estructuras de deuda. Merlin fue de los primeros en 2019 consiguiendo 1.550 millones, y le han seguido muchos más: Aedas recientemente con 315 millones en bonos verdes.

Ciudades y edificios ESG

Aquí podemos aspirar a tener objetivos medioambientales y sociales. Podemos hablar también de la 'S', la segunda letra de ESG. La regeneración de ciudades, la rehabilitación de viviendas, tanto para mejorar la eficiencia energética (E) como la accesibilidad a los colectivos mas desfavorecidos (S), es una iniciativa ejemplar en este sentido, por el efecto que tiene no solo sobre el medio ambiente, si no porque genera un bienestar social el cual es fundamental.

En temas de sostenibilidad en edificios, desde año 2013 es exigible en España el certificado de eficiencia energética en todas las transacciones de compraventa y de arrendamiento de bienes inmuebles, el cual mide el consumo energético de un edificio o parte de él y es obligatorio. Pero por otro lado, tenemos los certificados como LEED (Leadership in Energy and Environmental Design), BREEAM (Building Research Establishment Environmental Assessment Method) o WELL (International Well Building Standard), que mide el bienestar de los ocupantes; que nos acreditan en el mercado internacional nuestros edificios o barrios enteros.

Cuando hablamos de aplicar ESG a nuestras ciudades, necesitamos impactar de lleno en la 'G' de gobernanza, ya que para viabilizar las acciones necesitamos involucrar a varios agentes intervinientes que posibiliten el cambio: administraciones públicas, propietarios privados e usuarios. Cumplir con la Agenda 2030 y los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas (ODS), se han convertido en los grandes desafíos del siglo para todos.

La calidad del espacio urbano y su sostenibilidad está centrando el debate de nuestras ciudades: redescubrir y valorar los espacios urbanos de calidad cercanos al domicilio y la búsqueda de la ciudad de los 15 minutos; devolver las calles a los ciudadanos peatonalizando y repensando los modelos de ciudad o la búsqueda de naturalización de las ciudades son algunas de las ideas encima de la mesa.

Pero el problema más grande lo tenemos en el patrimonio ya edificado -el parque edificado de nuestras ciudades emite el 36% de los gases de efecto invernadero y consume el 40% de la energía-, la solución más eficaz sería introducir medidas sobre el mismo, ya que impactaría mucho en la conversión rápida hacia ciudades neutras en carbono y sostenibles.

La llegada de los fondos europeos nos ha abierto una ventana de oportunidad increíble para rehabilitar energéticamente nuestro parque de viviendas como todos sabemos y esto demanda crear nuevas reglas del juego para hacer esto posible con urgencia. No parece una tarea fácil poder vehiculizarlo con rapidez y hacerlo posible dentro de la regulación existente.

Se hacen necesarios, por un lado, cambios legislativos en regulación financiera para que facilite la entrada de financiación a la rehabilitación de viviendas. Por otro, impulsar la construcción verde a través de incluir medidas en los planes generales de ordenación urbana de nuestras ciudades -introducir cambios en los aprovechamientos urbanísticos de nuestras ciudades que permitan que las rehabilitaciones energéticas "se paguen solas"-, premiando la inversión en sostenibilidad creando beneficios obtenidos a quien lo haga. Recientemente en este 2021, hemos visto ya el Ayuntamiento de Burgos ha lanzado la Modificación de su Plan General de Ordenación Urbana en fase de primera revisión de erratas con una modificación que incluye un nuevo "capítulo 7. Sostenibilidad", el cual incorpora compensaciones con metros cuadrados extra que ayuden a compensar los costes de las medidas de sostenibilidad implantadas en el edificio.

Señores estamos ante una ventana de oportunidad y debemos aprovecharla. Cambiemos nuestro inmobiliario a un mundo ESG, dentro de muy poco dejará de ser una opción, será obligatorio y no queremos llegar tarde. Para resolver este reto, las administraciones públicas y las empresas debemos alinearnos en este desafío ESG.

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