
España se sitúa a la cola de las grandes economías europeas en inversión pública y las previsiones para el periodo 2021-2022 apuntan a que esa brecha se ampliará. Así, las estimaciones oficiales (de la Comisión Europea) indican que España tendrá el menor ratio inversor de la Unión Europea, con 1.276 euros por kilómetro cuadrado y por cada 10 millones de habitantes.
En la década de 2020, la inversión pública media en España ascendió a 30.096 millones de euros, lo que representa un descenso del 34% frente a los diez años anteriores, cuando se situó en 45.686 millones de euros. Además de ser la cifra más baja, es la mayor reducción de entre las cinco mayores economías de la Unión Europea –se incluye aún a Reino Unido–. De hecho, es junto a Italia el único país que la recortó.
Francia lidera el volumen de inversión pública con un total de 86.473 millones de euros en la última década, lo que implica un alza del 4% en relación a los 83.339 millones de euros del periodo anterior. Mientras, Alemania es segundo con 74.796 millones de euros entre 2010 y 2019, un importe que supera en un 21% los 61.868 millones de euros de los diez años previos. Tercero es Reino Unido con 66.294 millones de euros, registrando la mayor subida con un 37% más que los 48.437 millones que fijó entre los años 2000 y 2009. Italia, por su parte, es cuarto con 43.997 millones de euros, un 22% menos que los 56.128 millones anteriores.
La suma de las cinco economía más relevantes de la Unión Europea arroja una inversión pública media de 60.331 millones de euros en la última década, un 2,1% más que los 59.091 millones de la anterior. El desplome inversor de España ha más que duplicado la distancia con respecto al resto de países. Así, la inversión pública en España ha pasado de ser un 23% inferior a la media de los cinco países en la década de los 2000 a un 50% en la de los 2010. Si se excluye a España, las diferencias con respecto a la media de Francia, Alemania, Reino Unido e Italia se elevan, respecticamente, hasta el 27% y el 56%.
Esta doble velocidad, además, tiende a acentuarse en los próximos años. No en vano, para el periodo 2021-2022, las previsiones señalan que España acometerá una inversión pública de 56.700 millones de euros, según el último informe de invierno de la Comisión Europea. Esta cantidad es un 64% inferior a la media de Francia, Alemania, Reino Unido e Italia. Incluyendo a España en la suma el porcentaje se reduce al 59%.
Alemania encabeza las proyecciones de inversión con 198.600 millones de euros para 2021 y 2022, por delante de Francia, con 185.800 millones de euros, Reino Unido, con 156.500 millones de euros, e Italia, con 93.000 millones de euros. Todas, por tanto, superan por casi dos veces o incluso más de tres a España.
Los 56.700 millones de euros previstos para España representan un descenso del 22% con respecto a la media del periodo entre 1995 y el año 2000. Y, además, es la segunda mayor caída para todos los países de la Unión Europea, sólo superada por la de Chipre, según advierte la Asociación de Empresas Constructoras y Concesionarias de infraestructuras (Seopan) en un reciente informe.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) concluye en su publicación del Monitor fiscal de octubre de 2020 , que en muchos países ha llegado la hora de acometer inversiones públicas de alta calidad en proyectos prioritarios, endeudándose a un costo reducido. Considera que durante la década precedente a la pandemia la inversión mundial se ha situado en niveles muy bajos y que ahora es momento de abordar las ingentes necesidades de inversión en infraestructuras, tanto eneconomías emergentes como en desarrollo, con un endeudamiento a un coste muy reducido.
Objetivos
Además, el FMI valora y cuantifica los efectos amplificadores de la inversión pública en momentos de gran incertidumbre. Así, aumentar la inversión pública un 1% del PIB impulsa el crecimiento un 2,7%, un 10% la inversión privada y un 1,2% el empleo durante dos años; un millón de dólares de inversión en infraestructuras tradicionales genera de forma directa de dos a ocho empleos; y un millón de dólares de inversión en I+D, electricidad verde y edificios eficientes genera de forma directa de cinco a 14 empleos.
España se juega en los próximos años cumplir con desafíos como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), para los que la inversión en infraestructuras es vital. Así lo hacen primeros países del mundo. De hecho, cinco de las economías más desarrolladas del mundo figuran entre los 10 países que más están invirtiendo en infraestructuras. Los fondos Next Generation de la UE surgen como una oportunidad y desde el sector de la construcción instan a las autoridades a potenciarlos con fórmulas de colaboración público-privada.