Sacyr tiene en Italia uno de sus principales regueros de negocio en el mundo y en estrategia futura quiere que siga siéndolo. Este mes el grupo de infraestructuras prevé obtener la vía libre definitiva y firmar con el Gobierno de Giorgia Meloni la adjudicación del contrato de construcción del Puente de Mesina, una obra faraónica con la que quedarán unidos la península con la isla de Sicilia a través del Estrecho de Mesina. Se trata de una iniciativa que Sacyr ya ganó en 2005, pero que ha ido dilatándose durante 20 años por los cambios de gobierno en el país.
La constructora española participa con un 22,4% en el consorcio que ejecutará un proyecto cuyo presupuesto total asciende a 13.500 millones de euros, de los que 10.500 millones corresponden a la construcción. De este modo, la compañía que preside Manuel Manrique engrosará su cartera con unos 2.350 millones, abundando en el nivel récord de más de 10.972 millones que presenta en la actualidad.
Sacyr ha escalado en el capital de la alianza hasta el referido 22,4% tras repartirse con otros socios un 13% vendido por CMC. La italiana Webuild comanda el consorcio con el 53,9%, Condoleezza tiene el 15%, la japonesa IHI el 6,3% y la también transalpina Itinera el 2,4%.
En su puesta de largo como consejero delegado de Sacyr, Pedro Sigüenza explicó en una rueda de prensa posterior a la junta de accionistas de la compañía, que el proyecto está pendiente de los últimos flecos y que la previsión es poder firmarlo antes incluso de que empiece el verano. El de Mesina se convertirá en el puente más largo del mundo, con 3,2 kilómetros de longitud.
La ofensiva de Sacyr en Italia no termina en el Puente de Mesina y también este mes, el próximo 30 de junio, la firma española y su socio en el país, Fininc -conforman el consorcio SIS- prevén trasladar su oferta para competir por uno de los mayores concursos de autopistas que hay en la actualidad en Europa: la concesión de la A-22, conocida como la Autopista del Brennero y que podría movilizar más de 9.000 millones de euros.
La autopista de peaje A-22 conecta Brennero, Verona y Módena, en el norte del país y a lo largo de 314 kilómetros. Sacyr y Fininc se verán las caras previsiblemente con Abertis, que participa en la concesionaria que gestiona la vía con una posición minoritaria del 4,23% a través de A4 Holding (la mayoría del capital corresponde a administraciones públicas).
No será, presumiblemente, el único concurso en Italia en el que se verán las caras en fechas próximas los dos grupos españoles. A la vuelta del verano se espera que salga también la licitación para la nueva concesión de las autopistas A-4 Brescia-Padova y A-31 Vicenza-Badia Polesine. Están gestionadas precisamente por A4 Holding, la concesionaria de Abertis, y el contrato actual vence a finales de 2026. No ha trascendido aún el importe de la nueva concesión, pero se estima en varios miles de millones. Las vías se ubican en la región del Véneto, donde Sacyr ya tiene altos intereses a través de la autopista de peaje Pedemontana-Veneta.
A falta de mayor concreción, es de esperar que Abertis trate de retener en su perímetro estas autopistas, en un contexto en el que busca renovar y alargar su cartera concesional.
Cartera récord de 10.972 millones
Sacyr cerró el primer trimestre de 2025 con una cartera récord en su área de ingeniería e infraestructuras de 10.972 millones de euros. Un nivel que viene apoyado en las obras de sus propias concesiones, que representan el 71% del total. En 2024, la compañía se hizo con cinco concesiones en el mundo: un hospital en Turín (Italia), una autopista en Lima (Perú), y la Ruta 68, las Rutas del Itata y los aeropuertos de Atacama y Antofagasta, en Chile.