
La carpeta ferroviaria centra la atención del gobierno catalán. Pese a que la mayoría de esfuerzos están puestos en la mejora de Rodalies, cuya falta crónica de inversiones se ha evidenciado en las últimas semanas con una retahíla de incidencias, el Govern también diseña el futuro de la red ferroviaria autonómica en sentido amplio. La consejera de Territorio, Sílvia Paneque, avanzó en el pleno monográfico de esta semana que pretende resucitar dos proyectos ideados durante la época del tripartito que acabaron paralizados: el eje transversal, que discurriría entre Girona y Lleida en un trazado similar al de la autovía C-25 (del que toma su nombre), y la línea orbital, que trazaría una parábola desde Mataró hasta Vilanova i la Geltrú pasando por Granollers, Sabadell, Terrassa, Martorell y Vilafranca.
De acuerdo con los planes elaborados hace ya 20 años, ambos corredores tendrían una longitud conjunta superior a los 400 kilómetros —el eje transversal, 300, y la línea orbital, 119—y dispondrían de 49 estaciones —10 apeaderos para el eje transversal y 39 en el caso de la línea orbital—. Cuando los ejecutivos trimembres de PSC, ERC e ICV planearon este gran despliegue de vías se barajó una inversión de 10.500 millones. Este desembolso se repartía entre 6.500 millones para el eje transversal y 4.000 para la línea orbital.

El argumento que se usó en aquella época, y al que se aferra el gobierno actual, es que ambas operaciones permitirían corregir la excesiva radialidad del sistema ferroviario catalán a la vez que descongestionar los accesos a Barcelona. "Una Cataluña ciudad de ciudades", en palabras de la consellera. Esta búsqueda de "equilibrio territorial" también tendría otra ventaja: adelantarse al aumento previsto de demanda del transporte público ante el crecimiento de la población.
Mientras la línea orbital, que está hecha en algunos tramos, se dedicaría fundamentalmente al transporte de usuarios y se estructuraría en vía doble, el eje transversal sería una línea mixta de mercancías y viajeros; en el caso del pasaje, con alta velocidad.
Un portavoz de Territorio ha matizado que ambos corredores no se ejecutarían en esta legislatura aunque se está trabajando en su actualización. Pero no ha añadido detalles adicionales sobre el calendario ni la inversión actualizada del proyecto, que según fuentes del sector debería aumentarse significativamente debido al encarecimiento de los materiales y la mano de obra.
División empresarial
Hay división de opiniones entre los representantes de entidades empresariales regionales que se verían beneficiadas por estas obras. Mientras algunos consideran una "distracción" que se propongan estas intervenciones cuando lo "urgente" es arreglar Rodalies, otros no ven con malos ojos que se sume capilaridad al mapa ferroviario catalán. "Aunque sin dejar de lado infraestructuras pendientes como la B-40", puntualiza un empresario del Vallès.
En declaraciones a elEconomista.es, Lluís Moreno, presidente de la Cámara de Contratistas de Obras de Cataluña, sostiene que ambos corredores "presentan elementos positivos y negativos". Respecto al eje transversal, el ingeniero sugiere repensar su trazado para vincularlo con la "autopista ferroviaria entre Madrid y Barcelona incluida dentro del gran proyecto del Corredor Mediterránea".
Así, el recorrido que propone Moreno debería conectar Cervera con Martorell, desde donde un ramal del Corredor Mediterráneo partiría hasta Madrid, y sacrificar el resto del trayecto hasta las poblaciones de la demarcación de Girona, que ya están suficientemente cubiertas con otras líneas. En cualquier caso, el ingeniero ve positiva esta infraestructura para potenciar el traslado de mercancías y desplegar más estaciones intermodales en Cataluña, una de las asignaturas pendientes en la comunidad.
Respecto a la línea orbital, Moreno considera que puede tener sentido realizar "pequeñas actuaciones" en tramos como Abrera-Santa Sadurní-Terrassa, pero ve menos preferible cerrar un semicírculo desde Mataró hasta Vilanova i la Geltrú. Por otro lado, el ingeniero enfatiza que la inversión del Govern para mejorar Rodalies "está desvinculada de la necesaria ampliación del aeropuerto de El Prat". La redimensión correría a cargo de Aena, que ha condicionado la operación a un acuerdo entre todas las administraciones afectadas.