
La economía europea ha recuperado el aliento y va camino de superar sus previsiones de crecimiento para este año, por encima del 2%. Pero el impulso se ha apoyado en gran parte en el empujón del BCE a través de su programa de compra de deuda y los bajos tipos de interés. El estímulo monetario de Frankfort tiene los días contados y Europa busca motores más sostenibles para su crecimiento. En casa, una de las grandes esperanzas pasa por revitalizar la industria europea para que recupere un lugar destacado en la contribución al PIB europeo.
La CE espera que a la tercera vaya la vencida. Tras dos estrategias y comunicaciones para conseguir el renacimiento de la industria Europea durante el último lustro, el presidente del Ejecutivo comunitario, Jean-Claude Juncker, anunciará durante su discurso del estado de la unión el miércoles ante el pleno del Parlamento Europeo la enésima intentona para revitalizar la manufactura europea, según explican altos cargos europeos a elEconomista.
La nueva comunicación llega sobre todo por la insistencia del sector industrial europeo de dar un nuevo impulso. Su lobby cuajó el pasado mayo, cuando los estados miembros (el Consejo) solicitaron a la Comisión que presentara como tarde en 2018 una "estrategia holística para la política industrial en la UE" Las capitales solicitaron objetivos estratégicos para la industria europea a medio y largo plazo, y un acción plan "con medidas concretas", además de un análisis del impacto de las iniciativas tomadas desde 2015.
Sin embargo, fuentes europeas rebajan las expectativas sobre las novedades de esta nueva iniciativa, al recordar que Europa ya cuenta con una estrategia para su política industrial. En 2012, Bruselas presentó una hoja de ruta para reindustrializar la unión, con el objetivo de que su peso respecto al conjunto de la economía de la UE pasara del 16 al 20 porciento del PIB. Una nueva comunicación dos años más tarde insistió en la necesidad de perseguir "políticas y acciones para la modernización de la base industrial y para la transición hacia una economía más innovadora, moderna y sostenible".
Además, la Comisión presentó en 2016 su estrategia para la digitalización de la industria, con la que esperaba movilizar 50.000 millones, sobre todo de dinero privado, para procurar que la industria europea se pusiera al día para encarar la dura competencia en esta nueva era industrial golpeada por la ola digital.
La nueva estrategia ahondará principalmente en la manera para aumentar no sólo cuantitativamente sino también cualitativamente la manufactura, sobre todo en el contexto de la nueva revolución industrial.
Porque cómo señaló un estudio presentado la semana pasada por el centro de análisis Bruegel, "el asunto no es si la manufactura es o debería ser importante para las economías, tampoco cuantos empleos en la industria se mantienen o se salvan". El objetivo pasa por crear las condiciones que permitan generar empleos que aporten gran valor en todos los sectores, según los autores.
Más aún, algunos empleos deslocalizados a países con mano de obra barata podrían regresar al continente. Si los países europeos consiguen destacar en las llamadas factorías del futuro, gracias a la utilización de robótica avanzada, las impresoras 3D, la inteligencia artificial y otras tecnologías relacionadas con la manufactura avanzada, "el coste laboral será un factor menos importante al decidir dónde situar las fábricas y los empleos", señaló Bruegel. Como resultado, la producción volvería a países occidentales, e incluso se podría ver señales de "relocalización", añadieron los autores.
Dado que las pymes representan la columna vertebral de la economía europea, desde la Comisión son conscientes de que, en gran parte, la batalla para triunfar en esta cuarta revolución industrial, y por lo tanto conseguir el ansiado renacimiento del sector en esta era digital, no pasará tanto por las grandes corporaciones sino por las firmas un par de peldaños por abajo. Por ello, la Comisión está trabajando para crear un centro de apoyo virtual en manufactura avanzada para las pymes.
La manufactura avanzada, incluida la utilización de 3D para fabricar piezas y prototipos, forma parte de la media docena de las llamadas seis tecnologías habilitadoras clave identificadas por Bruselas para conseguir su renacimiento industrial. Las restantes son la nanoelectrónica, la nanotecnología, la industria biotecnológica, los materiales avanzados y la fotónica. Según destaca la Comisión, la importancia de estas tecnologías permite aplicaciones multisectoriales para solucionar desafíos sociales importantes.
Pero como reconocen desde dentro del Ejecutivo comunitario, estas tecnologías en Europa encaran el gran reto de traducir el conocimiento en bienes y servicios comercializables. Para intentar solucionar en parte este problema, la UE ha incrementado el dinero para la investigación en el sector industrial y estos vectores claves, sobre todo a través de su programa Horizonte 2020.
El valor de la impresión en 3D
Las impresoras de 3D se han convertido en uno de los símbolos de esta cuarta revolución industrial. Se han popularizado entre los fans de sagas cinematográficas para imprimir las figuras de sus personajes favoritos, o incluso entre otros atrevidos que experimentan con la impresión de comida. Pero las mismas también jugando un papel invisible y más relevante en sectores como la aeronáutica o el automóvil.
Por ejemplo, hasta mil piezas del Airbus A350 salen de una de estas máquinas. La fabricación por adición (como se conoce a este proceso) permite ahorrar materia prima e incluso aligerar el peso de las piezas en los aviones hasta un 55%. En el automóvil, su uso se ha extendido desde el diseño de prototipos hasta la fabricación de piezas finales. Además, ocupa un lugar destacado en la Fórmula 1, donde la singularidad de las piezas no se beneficia de las economías de escala.
A pesar de la dura competencia de Israel, EEUU y Japón en la manufactura aditiva con plásticos o híbrida, o China en la bioimpresión, Europa todavía mantiene el liderazgo en el área de la impresión de metal, además de otros sectores punteros como la aplicada a la biomedicina.
Desafíos como la formación de trabajadores, la protección intelectual, la estandarización de procesos o la necesidad de otorgar más fondos para la innovación recuerdan que Europa tiene que pelear duro para mantener el liderazgo. "Es imperativo actuar rápido y con determinación", enfatizó en un documento reciente Filip Geerts, director general de la Asociación Europea para la Maquinaria Industrial (Cecimo).