La industria española vuelve a alzar el vuelo. Después de tocar fondo en plena crisis económica, el sector ha ido recuperándose año tras año y a cierre de 2015 su peso en el PIB español alcanzó un 16,4%, la misma cifra que la registrada en el año 2007, según los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE). Atrás quedan las cifras del año 2009, cuando el sector tocó fondo y su actividad se derrumbó a una velocidad mayor que la economía española.
En este sentido, cabe recordar que la crisis acabó con el 30% del entramado industrial español -se cerraron más de 49.500 empresas del sector manufacturero, según los datos del Consejo General de Economistas (CGE) -, ya que la caída de la construcción se llevó por delante a numerosas compañías industriales (desde las de producción de ladrillos o cemento, hasta los bienes de consumo como la cerámica).
Para el economista Miguel Ángel Bernal, "la recuperación del sector industrial español ha sido muy buena, propiciada porque la construcción ha perdido peso y se han incorporado otras industrias. Por ejemplo, el sector del automóvil ha ido cogiendo fuerza y ya es el segundo fabricante a nivel europeo".
Por su parte, Almudena Semur, gerente del Instituto de Estudios Económicos, explicó que "la crisis ha provocado que las grandes compañías se hayan hecho más fuertes, han hecho una gran labor y esfuerzos por internacionalizarse, pero otras han sufrido muchísimo".
Pese a la positiva evolución del sector en los últimos años, las fuentes consultadas por este diario apuntan a que difícilmente la industria volverá a tener el mismo esplendor que años atrás -en la década de los 70 llegó a representar casi el 40% del PIB español-. "Esta recuperación ha tocado techo, yo creo que se va a parar", auguró Bernal.
De hecho, los expertos no son muy optimistas con lograr el objetivo europeo de que la industria española suponga el 20% del PIB del país en 2020. "Creo que difícilmente llegaremos al objetivo del 20% del PIB en 2020, pero ojalá lo lográramos. Si por algo se caracteriza el sector industrial es porque crea un empleo muy estable y de gran calidad", explicó el economista.
Reindustrializar España
Pese al leve optimismo en el corto plazo, las fuentes consultadas por este diario señalan que los avances tecnológicos cambiarán profundamente la industria como tal, que se verá obligada a aumentar sus inversiones en innovación si quieren mantener su posición en el mercado global, donde numerosos países le han tomado la delantera por la aplicación de una serie de políticas para incentivarla, al identificar a este sector como uno de los prioritarios de sus respectivas economías. "Con independencia de potenciar el sector servicios, que también tiene un elevado potencial, los ejemplos de China y Alemania ponen de manifiesto lo bueno que es invertir en industria para que la economía nacional crezca. La industria debería crecer más, en España no todo es sol y playa", argumentó Semur.
Alianza por la competitividad
Al hilo de esto, el Gobierno está teniendo una serie de reuniones con diferentes patronales y partidos políticos con el objetivo de impulsar el sector industrial, tal y como ha podido saber elEconomista. Este pacto de Estado, en el que se está trabajando bajo el nombre de Marco Estratégico Industrial, se encuentra en fase inicial, según fuentes del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad.
De hecho, a principios de este mes, el Rey Felipe VI recibió en el Palacio de La Zarzuela a los representantes de la Alianza por la Competitividad de la Industria Española -conformado por Anfac, Aop, Aspapel, Feique, Fiab, Unesid y Oficemen, entre otras- donde se puso en valor la importancia de contar con una política industrial adecuada y una estructura que favorezca la mejora continua de las condiciones de competitividad. De esta forma, se facilitará un crecimiento sostenible y su consecuente contribución al país en su conjunto en términos de generación de riqueza, empleo, y productos avanzados.
En esta línea, el director general de Unesid, Andrés Barceló, explicó a este diario que "la ecuación de la política económica debe tener en cuenta las necesidades de la industria para ser competitiva. Hay que primar la seguridad jurídica -incompatible con los cambios regulatorios inesperados y muchas veces contradictorios-, hay que garantizar un comercio libre y leal sin proteccionismo artificial pero sin los terribles daños derivados de importaciones desleales, y necesitamos cambios muy profundo en el modelo del mercado eléctrico, la política energética debe ser un instrumento de competitividad de la economía española así que esperamos que el Gobierno incorpore el foco industrial en la política energética. Otro asunto es el de la lucha contra el cambio climático donde se debe conciliar principios con realidades: las emisiones de la industria española son irrelevantes en el concierto mundial y sin reducciones significativas en los países más emisores los esfuerzos europeos no sirven. El acero es pura economía circular no pueden ponérsele obstáculos burocráticos al reciclado de residuos (chatarras) o al uso de subproductos (áridos siderúrgicos). Legislar mejor no es legislar más: la proliferación regulatoria, en todos los niveles administrativos, ahoga a las empresas, en particular en materia ambiental. Y una medida sencilla, pero eficaz: aumentar la masa máxima de los camiones a 44 toneladas. Estamos seguros de que todas estas necesidades serán recogidas en la agenda industrial sectorial ya en proceso de preparación."
Por su parte, el director general de Aspapel, Carlos Reinoso,enunció también las necesidades de su sector "la Industria Papelera es un sector estratégico y sostenible, capaz de generar empleo estable y de alta cualificación, con empresas de elevado valor añadido y productividad, que mantiene un tejido productivo intensivo en innovación y con vocación exterior. El sector papelero, que inició su recuperación en el segundo trimestre de 2015, puso ya en marcha un nuevo ciclo inversor en 2014, con un incremento de las inversiones del 23%. Inversiones que el pasado ejercicio 2016 crecieron el 29%. Para impulsar este desarrollo, el sector precisa medidas que aseguren un precio competitivo de la energía para la industria, la disponibilidad de materias primas que aseguren un abastecimiento sostenible, una regulación que permita mejorar la logística y el transporte, la defensa de nuestros intereses en el marco de política comercial de la UE y el estímulo a la I+D+i, la formación y la captación de talento."
En este sentido, gran parte de la Alianza por la Competitividad ha puesto el foco en las mejora de los precios de la energía. De hecho, este viernes el mercado eléctrico español registró el precio más alto de Europa y hoy los mercados ibéricos son los que registran unas mayores bajadas, frente a las subidas de países como Reino Unido e Italia.
El sector eléctrico español sigue este año sufriendo la falta de agua en su embalses y de un recurso eólico que irregular, lo que está forzando a generar con más carbón y gas natural. De hecho, España acaba de comprar otro buque metanero en Perú para hacer frente a lo que queda de frío antes de comenzar la etapa de relleno de los almacenamientos.
En el sector energético comienzan a ser ya muchas las voces que reclaman una regulación de los contratos a largo plazo de venta de energía, los llamados PPA, que servirán para financiar las nuevas renovables y para dar previsibilidad de precios a las grandes industrias como ya se hace en otros grandes países europeos y en Estados Unidos.