
El petrolero inglés Woodford, de 130 metros de eslora, se hundió el 1 de septiembre de 1937, en plena Guerra Civil, a 40 millas de Castellón, tras ser alcanzado por dos torpedos procedentes del submarino italiano Diaspro. Los proyectiles impactaron por la banda de estribor en la sección media del buque, provocando su hundimiento a unas 15 millas al norte de las islas Columbretes.
Allí permaneció durante más de 70 años, reposando sobre su costado de estribor, en un fondo de más de 80 metros, hasta que en 2009, después de que los pescadores alertaran de que en la zona había olor a petróleo, se comenzó con el operativo que localizó el pecio y dio comienzo a la 'Operación Woodford'.
Salvamento Marítimo, dependiente del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible a través de la Dirección General de la Marina Mercante, concluyó con éxito el pasado mes de junio una operación submarina de supervisión de este petrolero.
El pecio se encuentra a una importante profundidad, de 80 metros, lo que dificulta considerablemente las operaciones submarinas. Ya en 2012, Salvamento Marítimo realizó una operación sin precedentes para examinar el pecio y extraer del mismo una gran cantidad de fuel (450 metros cúbicos de hidrocarburo).
"El objetivo de esta reciente operación era comprobar el estado del pecio más una década después de nuestra primera intervención", afirma Rafael Bautista, jefe de servicio de Operaciones Especiales y Lucha contra la Contaminación de Salvamento Marítimo. Las pruebas realizadas por Salvamento Marítimo han confirmado que no se aprecian fugas de combustible y que, de haber pérdidas, son residuales.
Fases del operativo reciente
El pasado mes de junio, el equipo de Operaciones Especiales de Salvamento Marítimo, al mando de Rafael Bautista, volvió al lugar del hundimiento para realizar una inspección de reconocimiento y comprobar el estado del pecio. En la operación, dividida en cuatro fases, se realizaron dos inmersiones con un vehículo de inspección submarina por control remoto (ROV).
En la primera inmersión del ROV, el miércoles 18 de junio, se realizó una primera fase de reconocimiento general alrededor del buque, comprobando si había redes de pesca, cabos o cables enredados que pudieran suponer un peligro de atrapamiento para el propio vehículo ROV. Una vez comprobada la ausencia de elementos peligrosos, se pasó a una segunda fase, en la que se inspeccionó detalladamente la cubierta principal del buque. Así, se comprobó el castillo de proa, el puente de mando, el costado de babor de la cubierta principal y la parte de popa llegando hasta la hélice y el timón. En toda esta fase previa de inspección no se detectó ninguna fuga de hidrocarburo del pecio.

Al día siguiente, con mar en calma, se inició la segunda inmersión en la que se llevaron a cabo las siguientes fases: la tercera fase consistió en tratar de localizar las bridas ciegas o tapas, que se colocaron en lo orificios practicados en el casco para poder extraer el hidrocarburo en las operaciones de 2012. "La vegetación y vida sobre el pecio ha crecido mucho en estos años y ha tapado las bridas. Pudimos localizar las de los tanques 8 y 9 babor, completamente camufladas por el sedimento depositado sobre ellas. Las estuvimos observando y comprobando que estaban intactas y no había ninguna fuga", explica el jefe de área de Operaciones Especiales y Lucha contra la contaminación (LCC) de Salvamento Marítimo, Juan Ferrer, coordinador de la Operación.
Por último, la cuarta fase consistió en una inspección más detallada del casco del buque por el costado de babor, sobre todo en la zona central, donde se sitúan los 9 tanques de carga. De haber habido alguna fuga, probablemente se hubiera localizado aquí, ya que es donde se almacenaba la carga de fuel del buque. "No conseguimos localizar ninguna fuga, lo que es una buena señal, y nos hace suponer que las pérdidas que pueda tener el pecio son residuales, de los restos que puedan quedar entre los refuerzos de los tanques", asegura Ferrer. Finalizada la inspección del casco, el equipo de Operaciones Especiales de Salvamento Marítimo volvió a revisar la cubierta principal, donde inspeccionaron las distintas tapas de los tanques, elementos de cubierta, los restos de los dos mástiles, y, ya en la popa, la chimenea del barco.
Medios utilizados
Para trabajar en este operativo se ha contado con profesionales altamente cualificados, equipos de alta fiabilidad y un buque de soporte especializado. Todos los medios pertenecen a la Administración Pública.
- Buque polivalente de Salvamento Marítimo, Clara Campoamor (80 m. de eslora), preparado para alojar los equipos de buceo y el vehículo de inspección submarina a control remoto (ROV) y servir de buque soporte. Este buque que habitualmente se encuentra destinado en el Mediterráneo, cuenta con una gran capacidad de lucha contra la contaminación, gracias a sus equipos de recogida de hidrocarburos por medio de brazos flotantes, barreras y "skimmers" (bombas succionadoras de hidrocarburos en la mar).
- Vehículo de inspección submarina de control remoto (ROV). Con cámaras, sónar y brazos hidráulicos que le permiten realizar trabajos de inspección, búsqueda y salvamento a grandes profundidades, aproximadamente hasta los 1000 metros.
- Equipo de Operaciones Especiales y LCC de Salvamento Marítimo, con el Jefe de Servicio Rafael Bautista al mando del operativo, el Jefe de Área Juan Ferrer como coordinador de la operación y los técnicos superiores, Vicente Cobelo como técnico de operaciones del ROV y Luis González como técnico de apoyo. Además del equipo de ACSM de pilotos y técnicos del ROV.
Próximo documental
Esta es la segunda vez que Salvamento Marítimo lleva a cabo una inmersión para evaluar el estado del Woodford. En 2012, Salvamento Marítimo llevó a cabo una operación sin precedentes que ha dado origen a un documental que se estrenará próximamente en Castellón.
Dicho documental describe cómo, después de realizar durante tres años diversas labores de vigilancia e inspección en la zona del hundimiento, tanto submarinas como en superficie, en las que se constató que el buque era el origen de episodios periódicos de contaminación por vertido de hidrocarburo detectados en la zona, se acabó por llevar a cabo una operación, por parte de Salvamento Marítimo, en la que empleando técnicas de buceo a saturación, extrajo una gran cantidad de fuel que permanecía en el interior de las bodegas, un total de 450 metros cúbicos distribuidos en los diferentes tanques.