
La cementera Molins acelera su ritmo inversor para crecer tanto de manera orgánica como de forma inorgánica. La organización invertirá 100 millones de euros en tres operaciones para expandirse tanto en la Península Ibérica como en Estados Unidos, precisamente en plena presión de la administración Trump para que las compañías extranjeras produzcan en el país. El grupo abrirá una fábrica en Oklahoma, otra en el centro de España y adquirirá la portuguesa Concremat.
La cotizada catalana explicó este martes que ha aprobado el trío de operaciones, que suponen una inversión conjunta de 100 millones de euros. El movimiento, eso sí, no parece suficiente para abordar la salida al mercado continuo que pidió durante años parte de la familia fundadora y estaba supeditada a una adquisición que pudiese rondar los 800 millones de euros.
De este modo, Molins ha hecho pública la compra de la empresa portuguesa Concremat, el líder nacional en prefabricados de hormigón. La firma lusa cuenta con 110 empleados repartidos en dos fábricas y tiene una facturación de 52 millones de euros.
"La adquisición de Concremat representa un avance en nuestra estrategia de crecimiento sostenible y diversificación geográfica. Portugal es un mercado importante en el sur de Europa, y Concremat aporta una sólida trayectoria, capacidades industriales consolidadas y una cultura empresarial que se alinea perfectamente con la de Molins", celebró Marcos Cela, consejero delegado de Molins.
Con la operación, la cementera se establece en Portugal, país en el que no tenía hasta ahora capacidad productiva. Además, integra Concremat en su ecosistema, aunque mantendrá su marca.
Crecimiento orgánico de Molins
La compañía que dirige Marcos Cela no solamente pretende crecer a base de adquisiciones, también de manera orgánica. Por ello erigirá una fábrica de soluciones prefabricadas de hormigón especializada en vivienda en el centro de España. Con ella, aspira a que la división pueda saltar de 1.200 a 3.000 viviendas al año y se generen 80 nuevos puestos de trabajo.
El tercero de los proyectos es también la apertura de una nueva fábrica, esta vez en Oklahoma (Estados Unidos), que servirá para la marca Escofet, centrada en la fabricación de mobiliario urbano y pavimentos. "El objetivo es producir localmente las líneas más demandadas por el mercado norteamericano, acortando los plazos de entrega y reduciendo la huella de carbono asociada al transporte", señala la firma.
El movimiento además coincide con los deseos de la administración estadounidense para que las empresas fabriquen localmente en el país a través de la amenaza de aranceles. Hasta ahora, la firma contaba solo con presencia en España y México, países potencialmente supeditados a las tasas que impulsa Trump.