
Aunque negociada a miles de kilómetros de España, la posible fusión entre las mineras Glencore y Rio Tinto para conformar el líder mundial del sector también tendrá efectos en el país. Entre ambas compañías suman actividad en la Península Ibérica, accionistas radicados en las principales ciudades españolas y vinculaciones históricas con el territorio.
Según informó Bloomberg esta misma semana, las dos firmas cotizadas negociaron crear la minera más grande del mundo, por encima de la australiana BHP Group. Rio Tinto, la segunda compañía por capitalización de la industria, está valorada en 101.000 millones de euros mientras que Glencore ronda los 54.000 millones. Las dos podrían crear un gigante de 150.000 millones de euros de valor, por encima de los 125.000 en los que se mueve la firma oceánica.
El negocio: Asturiana de Zinc
¿Cómo afectaría esta unión a España? La respuesta más obvia es que Asturiana de Zinc, hoy propiedad de Glencore, pasaría a integrarse en un conglomerado mucho mayor. La empresa del Principado sufre, como el resto de la industria, los altos precios energéticos, pero eso no le impidió cerrar 2024 con una producción de 538.625 toneladas de cátodo fundido en zinc, la segunda mayor de su historia –solo por detrás de la de 2023-.
Asturiana de Zinc es actualmente la principal planta de zinc del grupo y la segunda fundidora del mundo de este metal. En cambio, este material –que sí es vital para Glencore- no es de los principales de Rio Tinto, centrada en el mineral de hierro, el aluminio y el cobre.
Los accionistas: de Maté a las grandes gestoras
Más allá de la actividad de extracción, ambas firmas cuentan con accionistas españoles. El primero que se vincula con Glencores es el vasco Daniel Maté, que durante años ostentó el 3,42% de la minera, valorado en más de 1.000 millones de euros. El dirigente, era el máximo responsable de la división de zinc del grupo y amasó su fortuna con el debut en bolsa de la organización, en 2011.
Poco se sabe de él desde que dimitió, en julio de 2020. Dos años después comunicó que su porcentaje de la empresa había caído por debajo del 3% y hoy en Bloomberg no hay evidencias de que mantenga ninguna participación, aunque firmas como Forbes todavía se la atribuyen. Según este último medio, es la novena fortuna de España, con un patrimonio que supera los 3.000 millones de euros.
Detrás de Maté, sin embargo, hay un sinfín de gestoras y entidades con presencia en el capital de las dos empresas. En el caso de Glencore, AZValor luce el 0,11% del capital. Tras ella, figuran BBVA (0,06%), Banco Santander (0,02%), Renta 4 (0,01%) y Cartersio (0,01%).
También se habla español en el capital de Rio Tinto, donde BBVA suma un 0,32% de los títulos -siempre según datos de Bloomberg-. Le siguen Banco Santander (0,14%), Bankinte (0,14%), Cecabank (0,03%), Vidacaixa (0,02%), Mapfre (0,02%) y Pactio Gestion, Ibercaja, Cartesio y Caixabank (todas con el 0,01%).
La historia: una empresa nacida en Huelva
La tercera derivada para vincular España y la operación histórica. Y es que como su nombre indica, Rio Tinto tiene vinculaciones con el país. Concretamente con las minas de Río Tinto de Huelva. En 1869, el Gobierno decidió vender las canteras y tras anunciarse por los principales periódicos europeos fueron adquiridas por un grupo de empresarios liderado por el escocés Hugh Matheson, que entonces trabajaba en banca en Londres.
Junto con los alemanes Heinrich Doetsch y Wilhelm Sundheim (este último con intereses mineros en España) erigieron la empresa valorada en más de 100.000 millones de euros que es hoy. Las minas onubenses, por otro lado, ya no están en manos de Rio Tinto, sino que son gestionadas por Atalaya Mining, controlada por la singapurense Trafigura y Cobas AM, la gestora fundada por Francisco García Paramés.