
Los nuevos dueños de Celsa ya seleccionaron a los miembros del consejo de administración recién creado para la siderúrgica. Los fondos accionistas incorporarán a cuatro independientes, que se sumarán al presidente, Rafael Villaseca, el consejero delegado, Jordi Cazorla, y el secretario, Daniel Alaminos. Entre el abanico de fichajes sobresale Mario Longhi, expresidente de US Steel.
La compañía anunció este martes la incorporación de los cuatro nuevos consejeros: Hilario Albarracín, Elena Guede, Juan José Nieto y Mario Longhi. Está previsto que sean nombrados oficialmente en la junta de accionistas del 9 de abril, oficio para el que no debería haber ningún imprevisto debido a que los fondos actúan por el momento de manera colegiada.
De entre el póker de consejeros destaca el nombramiento de Longhi, que fue consejero delegado y presidente de US Steel –que actualmente supera los 20.000 millones de ingresos- hasta 2017. El dirigente fue también presidente de Alcoa Wheels y hoy se sienta en los consejos de Nikola Labs, de Avinia Clear Hydrogen y de UGI Corporation.
Mientras, Hilario Albarracín es el expresidente de KPMG en España, cargo que ocupó hasta 2021. El ejecutivo pasó prácticamente toda su carrera en la big four, a la que entró en 1993.
Elena Guede es vicepresidenta de Estrategia de Sostenibilidad de la irlandesa Cement and Roadstone Holding (CRH). Desempeñó la mayor parte de su carrera en Bilbao con Cementos Lemona y fue la primera mujer en dirigir una fábrica de cemento en España.
El cuarto independiente del consejo será Juan José Nieto, fundador del fondo Arcano y presidente de NK5. El directivo es consejero de Havas Media y ha sido consejero de Dorna y CVC así como consejero delegado de Antena 3.
Definir el plan estratégico de Celsa
El primer objetivo del consejo de administración de Celsa deberá ser fijar las líneas estratégicas del futuro de la compañía, para lo que ha contratado a Bain & Company. Entre sus objetivos está la venta de parte del negocio internacional, algo que ha encargado a Citi. La unidad de negocio que suena con más fuerza para ser desinvertida es la planta de Noruega, como explicó este medio.
Además, deberán aprobar unas cuentas que distarán mucho de las que veían la luz con la familia Rubiralta al frente de la organización. En sus primeros meses, los fondos se encargaron de reestructurar societariamente el grupo, que no tenía cuentas consolidadas y contaba con un entramado societario en paralelo en el que además el auditor, EY, había advertido que había que aplicar deterioros por varios cientos de millones de euros.