
Tras soportar durante meses las consecuencias de las sanciones de Occidente, Grupo Roca ha decidido deshacerse de su negocio en Rusia. Si ya cerró las tiendas y suspendió actividades comerciales con el estallido de la guerra, la compañía catalana ahora ha optado por vender las siete fábricas que tiene en el país, que bajaron la persiana con el estallido del conflicto.
Fuentes de la empresa de baños y grifería explican a elEconomista.es que se ha firmado una carta de intenciones con la dirección local en el territorio para desprenderse de las siete plantas. El acuerdo eso sí está pendiente del visto bueno de las autoridades.
La compañía asegura que se ha tomado la decisión "tras una exhaustiva valoración de las opciones existentes en este mercado". Lo cierto es que la actividad estaba prácticamente paralizada desde el inicio de la invasión por las sanciones impuestas a la economía rusa, que dificultan la importación y exportación de materiales.
Ahora, la empresa espera solo a poder zanjar los trámites administrativos necesarios para deshacerse del negocio en uno de sus principales mercados. La firma catalana dirá adiós a los tres centros que tenía en Cheboksari, los dos de Davidovo y los que ostentaba en Tosno y Kaluga.
La organización ya había anunciado en marzo el cierre temporal de las fábricas que tiene en Rusia "en cumplimiento de las sanciones impuestas por la comunidad internacional". Hasta ahora, en el país contaba con 2.800 trabajadores -ninguno es español- a los que todavía paga el salario.
Roca llegó a Rusia en 2005, cuando abrió su primera fábrica en Tosno
El apagón no solo se produjo en las fábricas, también en el área comercial. Con el inicio de la invasión, Roca suspendió todas las inversiones de márqueting y frenó la venta de sus productos, aunque estuvieran hechos en el extranjero, en las tiendas que tiene en Rusia.
La llegada del conglomerado español al país se remonta a 2005, cuando abrió su primera fábrica en Tosno -a 50 kilómetros de San Petersburgo-. En 2010 adquirió el fabricante de porcelana Ugrakeram y en 2011 compró el grupo Akvaton, especialista en muebles de baño.
Roca ya cerró en Alcalá
La factura de la guerra no solamente será la venta de las siete plantas. Como avanzó este medio, Roca ya se vio obligada a cerrar la fábrica de Alcalá de Henares (Madrid) por el aislamiento del mercado ruso. El centro exportaba prácticamente allí las bañeras de hierro fundido que producía.
La instalación ya sufría por sus bajas producciones desde hacía varios años, pero el grupo tomó la decisión solo tras comprobar cómo las ventas de las bañeras hechas caían prácticamente a cero por culpa del conflicto bélico al ser un producto muy enfocado al mercado ruso. Por ello, optó por suspender la actividad industrial de uno de sus puntos históricos en España. Aunque ahora ocupaba ya apenas a 150 personas, en los años 80 llegó a tener 2.000 empleados.
La organización que dirige Alberto Magrans pretende mantener eso sí una cierta actividad en la instalación. En su hoja de ruta está continuar con el almacén logístico contiguo a la fábrica. El centro que luego repartiría piezas a las otras cuatro plantas que tiene en España, según comunicó a la plantilla.
En 2020, -el último año con las cuentas disponibles- Roca registró una cifra de negocio de 1.683,5 millones de euros y obtuvo un resultado neto de 58,1 millones.