El cobre y el cobalto se han vuelto indispensables en nuestro día a día. Son dos elementos clave en la fabricación de los teléfonos móviles y también juegan un papel esencial en el desarrollo de sistemas de generación de energía renovable. Asegurar su suministro se ha vuelto una prioridad para poder llevar a cabo la transición energética. Tal es así que, tras años intentando salir del cinturón de cobre centroafricano, muchas empresas mineras están volviendo. Ejemplo de ello es First Quantum Minerals, que acaba de aprobar una expansión de 1.250 millones de dólares de la mina de cobre Kansanshi de la compañía en Zambia.
Durante años, la inestabilidad política y económica imperante en esas regiones sirvió de revulsivo a las mineras estadounidenses, europeas y australianas, que trasladaron sus operaciones a Perú y sobre todo a Chile. Sin embargo, estos países se han vuelto "menos amigables", mientras que la demanda de cobre y cobalto ha crecido, a la par que el miedo a que se agoten sus reservas.
Por su parte, el gobierno de Zambia -el segundo productor africano de cobre- ha dado un giro de 180 grados y ahora considera el cobre como su "nuevo petróleo". Desde su elección el pasado agosto, el presidente del país centroafricano, Hakainde Hichilema, ha puesto en marcha reformas favorables a las empresas mineras, como la posibilidad de que se deduzcan los cánones de los minerales de sus declaraciones de impuestos. Paralelamente, trabaja en la búsqueda de nuevos inversores para su ambicioso plan: quiere triplicar la producción de cobre en la próxima década, hasta los 3 millones de toneladas anuales. Según recoge Bloomberg, los analistas de BMO Capital Markets calculan que el país necesitará 30.000 millones de dólares para alcanzar este objetivo.
Unas reformas que ya empiezan a dar resultados. Según recoge Reuters, la decisión de First Quantum Minerals de invertir 1.250 millones de dólares de la mina de cobre Kansanshi ha estado impulsada por la "renovada confianza" en el clima de inversión de Zambia. La minera ha anunciado también una inversión adicional de 100 millones de dólares en su proyecto de níquel Enterprise, que espera comenzar a producir en 2023, aumentando la producción anual de 30.000 toneladas de níquel. En total, se trata de la mayor inversión en el país africano desde que pusiera en marcha el proyecto Sentinel en 2012.
No solo las empresas privadas han renovado su interés por los recursos naturales del continente africano y han sabido ver el papel que van a jugar en la transición energética, también las entidades gubernamentales. La semana pasada, el Subsecretario de Crecimiento Económico, Energía y Medio Ambiente de EEUU, José W. Fernández, asistió a la reunión anual de la industria minera del continente en Ciudad del Cabo. Según el propio Fernández, "el sector minero en África tiene un enorme potencial".
Cobalto, el material por el que apuestan Bezos, Gates y Musk
El cobalto se ha convertido en el otro material clave para la transición energética. En la actualidad, la República Democrática del Congo posee una de las mayores reservas de este mineral y es responsable de la producción de más del 70% del suministro mundial. En concreto, casi todas las reservas están controladas por empresas chinas. Dada su importancia, empresas y multimillonarios se han embarcado en la búsqueda de nuevos yacimientos.
KoBold Metals, empresa de exploración de minerales en la que participan Jeff Bezos, Bill Gates y Elon Musk, comunicó a finales de abril la puesta en marcha de una perforación en Groenlandia para buscar reservas de cobalto. El objetivo del proyecto es perforar cerca de 3.000 metros este año, a unas profundidades entre los 150 y los 400 metros, niveles a los que se suele encontrar este mineral.
Debilitamiento del consumo de cobre
En los últimos meses, la preocupación de los expertos ha pasado de centrarse en una posible escasez de suministro de cobre a un debilitamiento de su demanda. El cobre ha caído un 15% desde el récord alcanzado en marzo y se sitúa por debajo de los 9.000 dólares la tonelada por primera vez desde octubre, según publica Bloomberg.
Esta caída podría ser consecuencia del endurecimiento monetario de EEUU, la inestabilidad de las economías europeas y las estrictas medidas de China para controlar el coronavirus.
A su vez, la desaceleración de la demanda ha propiciado que los inventarios de cobre se alejen de los niveles peligrosamente bajos que habían alcanzado en el mes de marzo. En el caso de las existencias de la Bolsa de Metales de Londres, volvieron a niveles de octubre.