
Pese a la intensa recuperación experimentada por la economía española a lo largo de los últimos cuatro años, las estadísticas comunitarias nos siguen sacando los colores cuando ponen el foco en nuestro mercado laboral.
Según los datos que maneja Eurostat, cuatro de las diez regiones con más paro de la Unión Europea son españolas.Se trata de la ciudad autónoma de Melilla, Extremadura, Andalucía y Canarias, y ostentan el dudoso honor de compartir top ten con otras cuatro regiones griegas y dos francesas.
La proporción que acaparan las autonomías españolas en esta lista negra no es de extrañar, habida cuenta de que, a nivel nacional, nuestro país sigue castigado por la segunda tasa de desempleo más elevada entre los socios comunitarios, sólo por detrás de Grecia. Aunque nuestro paro se ha reducido más de diez puntos desde lo peor de la crisis, cuando la tasa rozó el 27% de la población activa, todavía cerramos 2017 con un 16,5%, una cifra más que excesiva si se compara con el 7,6% registrado de media en la UE.
Es reseñable, no obstante, que en el ámbito regional nuestro país ha ido mejorando paulatinamente. No en vano, en 2016 había cinco regiones españolas entre la decena europea azotada con más paro, y en 2015 llegó a haber hasta seis. Ya han logrado escapar del listado Ceuta y Castilla-La Mancha, si bien todavía padecían el año pasado tasas de desempleo del 22,4% y del 20,8%, respectivamente.
Sin embargo, con los datos de cierre del ejercicio 2017, Melilla aún es la segunda región con más proporción de población activa desempleada de las 275 analizadas por la oficina estadística comunitaria. La ciudad autónoma, que arrastra una grave crisis de empleo desde hace ya más de una década, sostiene una desmesurada tasa de paro del 27,6%, siguiendo de cerca a la helena Macedonia occidental, cuya cifra se dispara al 29,1%, la más alta del entorno europeo.
La tercera posición la comparte con otra región griega Extremadura, con el 26,3% de ciudadanos en edad y disposición de trabajar desempleados. Visto así, los extremeños mantienen todavía niveles de paro excesivos, aunque es cierto que, en perspectiva, el esfuerzo ha sido notable, desde el 36% que rozaron con la crudeza de la crisis económica en el año 2013.
Por detrás aparece la francesa Mayotte, con un 25,9% de paro. Situada en el extremo norte del canal de Mozambique, en el archipiélago de las Comoras, este departamento de ultramar supone un caso aislado que poco tiene que ver con el contexto en el país galo, donde la tasa de desempleo nacional cayó al 9% en 2017.
Poco después se encuentra Andalucía, con un 25,5% de paro. Se trata de la comunidad autónoma con mayor peso relativo en el conjunto de la población desempleada del Estado y llegó a catalogarse como la región europea con el mayor desempleo en el segundo trimestre de 2013. Pero en la fase de expansión, en 2007, la tasa no llegó a caer del doble dígito, lo que denota graves problemas en el trasfondo de un mercado altamente marcado por la estacionalidad del sector agrario y los servicios.
En séptimo lugar Eurostat coloca a Ipeiros (Grecia), con el 24,8% de parados, y luego, de nuevo, una española: Canarias (23,5%). Cierran el ranking Macedonia central (22,9 por ciento) y La Reunión francesa, donde el 22,8% de los activos se encuentran en situación de desempleo.
La dicotomía norte-sur
Estas desorbitadas cifras de las regiones del sur de Europa contrastan con los registros del área septentrional. El paro -que tanto preocupa a los españoles, según el barómetro del CIS- es una realidad prácticamente desconocida para gran parte de los alemanes. El país germano logra colocar nada menos que seis regiones entre las diez con menos desempleo de los veintiocho, con tasas de apenas el 2%.
Se trata de áreas económicas, como es el caso de Alta Baviera, cuya capital es Munich, que exhiben una especial fortaleza en Europa, gracias al éxito logrado en la transición desde un modelo que mezcla agricultura e industria pesada a un tejido industrial moderno.
Completan el verdadero top ten una región húngara y tres checas. En cabeza, Praga, con un paro casi friccional del 1,7%. Pleno empleo en un país que presume de indicadores que envidian gran parte de los socios comunitarios. La República Checa creció el año pasado un 4,4%, redujo su deuda pública hasta el 35%, al tiempo que los salarios crecieron un 7% y la inflación cayó por debajo del 2%, nivel ideal para el Banco Central Europeo, que aún no ha finiquitado los estímulos, cuando el Banco Nacional Checo ya ha implementado tres subidas de tipos desde mediados de 2017 para asentar un crecimiento sostenible.
Esta dicotomía norte-sur se hace incluso más evidente en el desempleo juvenil, donde el 62,7% de los melillenses de entre 15 y 24 años quieren trabajar y no pueden. Esta abultada proporción es la más elevada de la UE. Otras nueve sureñas, entre ellas Ceuta, tienen a más de la mitad de la población activa joven en paro, sobre todo en zonas de Grecia, la vecina Francia e Italia. Mientras, la capital de la República Checa presenta un desempleo juvenil de tan sólo el 3,8%, al igual que Alta Baviera.
Y en lo que se refiere al paro de larga duración, la tendencia es similar: si bien ninguna región española está entre las diez con más parados que llevan más de un año buscando trabajo, seis de ellas están en Grecia, una en Italia y tres en Francia, con Mayotte en la peor situación (el 83,8% son parados de larga duración). En el otro lado, Suecia y Reino Unido tienen a las regiones mejor posicionadas, con tasas inferiores al 20%.