Fuertes vientos y lluvias torrenciales que han dejado sin suministro de energía a 5,8 millones de personas, inundado calles y arrancado decenas de techos. Así ha sido Irma, ya convertida en una tormenta tropical tras perder fuerza al tocar tierra, a su paso por algunas poblaciones densamente pobladas de Florida.
La tormenta tocó tierra en el sur de Florida como huracán de categoría 4 en la escala de Saffir-Simpson, aunque este lunes ya se situaba como tormenta tropical de camino al estado de Georgia, con vientos sostenidos de 110 kilómetros por hora.
Por el momento parece que las centrales nucleares situadas en Florida están a salvo después de que el viernes se anunciara el cierre de uno de los dos reactores de la central nuclear de Turkey Point, pero a pesar de ello el presidente de EEUU, Donald Trump, ha declarado Florida en "estado de desastre", lo que permitirá la liberación de fondos estatales para entregar ayuda a los damnificados y para respaldar las tareas de reconstrucción y reparación de infraestructuras.
Pese a que Irma ya no es un huracán, el Centro Nacional de Huracanes estadounidense (NHC, por sus siglas en inglés) ha instado a la población del suroeste de la península de Florida a alejarse de la costa ante la previsión de inundaciones. El Servicio Meteorológico Nacional (NWS) ha reiterado la advertencia y ha recordado que la mitad de las muertes relacionadas con tormentas tropicales en los últimos 50 años se deben a las marejadas ciclónicas y las crecidas del nivel del agua que provocan.
En las islas del Caribe Irma se ha cobrado ya 38 vidas y por el momento hay un fallecido confirmado en el continente: un hombre hallado muerto en su camioneta tras estrellarse contra un árbol debido a los fuertes vientos.
Irma ha tocado tierra en Florida apenas unos días después de que el huracán Harvey causara 60 muertos y 180.000 millones de dólares en daños materiales. Tras Irma se espera la llegada de José, situado aún sobre las islas del Caribe.
