
El emprendedor Pep Gómez saltó a la fama tras el éxito de Fever, la startup que fundó con tan solo 19 años, y que ahora está valorada en más de 100 millones de dólares. Actualmente, se mantiene como principal accionista de la compañía, aunque ya está enfocado en otros proyectos.
Forma parte del consejo asesor de la firma de moda japonesa Asics, y desde 2016 colabora con distintas iniciativas relacionadas con el emprendimiento y el capital riesgo en Europa, como impulsor de The Collider, un venture builder que impulsa proyectos de transferencia de tecnología, la presidencia de Numa Growth o la gestión del fondo de inversión mVenturesBCN.
Ha invertido en startups como Vitcord, dedicada a los vídeos colaborativos, o Instamaki, cocinas fantasma para comida a domicilio. Además, el año pasado, Gómez fundó Reby, una compañía desde la que diseña, fabrica y distribuye vehículos eléctricos para uso compartido.
¿Qué ha aprendido como emprendedor que pueda aplicar ahora como inversor?
Que lo más importante a la hora de invertir en una compañía es el equipo. Y, además, a mí me gusta invertir en empresas que quieran ser líderes de su categoría. No creo en aquellas empresas fundadas por exdirectivos y CEO profesionales que hacen copias de otras compañías con la idea de poder vendérsela en el futuro a esa gran empresa que consolide a todas.
Para mí, ese es el principal secreto que he aprendido de grandes inversores a los que he leído mucho y a los que he ido conociendo.
A la hora de apostar por un equipo, ¿en qué se fija?
La habilidad más importante es el liderazgo. Sin embargo, que una persona pueda vender no me impresiona tanto. También me fijo en que los equipos estén bien complementados, que haya más de una persona y no esté solo el fundador. Y además, que se lleven bien entre ellos, que sea un equipo maduro, que se apoyan... En definitiva, que sean un equipo de verdad, no un grupo de personas con mucha formación y muchos conocimientos pero sin ninguna conexión.
¿Hay algún sector en el que le guste invertir especialmente?
Me gustan mucho las industrias tradicionales que están obligadas a transformarse. Ahí hay muchas oportunidades. Por ejemplo, el sector de la banca, el proptech, movilidad, que es lo que estoy haciendo ahora, energía... Son cosas que hasta ahora hacían las grandes familias, que tienen que transformarse. Cosas que hacían las grandes familias tradicionales, y que ahora tienen que transformarse porque se han dado cuenta de que el modelo anterior se va a democratizar y aparecen oportunidades de disrupción brutales.
¿Qué nivel tienen los emprendedores españoles? ¿Es fácil encontrar proyectos en los que invertir?
Hay muy bien nivel, pero hacen falta más proyectos, más emprendedores, porque aún hay mucha gente que se está yendo fuera. Hay muchas empresas que se han ido creando en los últimos cinco años de las que ya salen exempleados y exdirectivos, que han aprendido un montón, que ahora pueden montar nuevas compañías. Empiezan a salir emprendedores muy buenos y muy bien preparados.
Lo que falta es un poco más de foco, centrarse menos en software y más hard y Bigtech. Y mejorar la transferencia de tecnología universitaria.
Pero en una visión macro, estamos mucho mejor que hace cinco años. Hay emprendedores españoles que compiten en el TOP europeo.
Además, eventos como el South Summitt, el Mobile World Congress... ayudan mucho. Porque ayudan a mostrar que hay un montón de gente emprendiendo, a niveles que yo no he visto en otros países como puede ser Países Bajos o Alemania. Ni siquiera en Reino Unido, más centrado en otros sectores.
Y, por último, el que emprende sabe que hay dinero, que hay capital, y que pueden invertir en él. La presión ya no es tanto conseguir dinero como trabajar, construir una empresa sólida y facturar. Hay dinero, hay ingenieros... hay todo lo necesario para montar una empresa.
¿Cuentan con suficiente formación?
Los ingenieros españoles son especialmente buenos. El nivel universitario en España es muy bueno, no tenemos nada que envidiar a Harvard, al MIT o a Stanford. Además, en las universidades se están esforzando para que los alumnos se gradúen con muy buen nivel tanto de inglés como de castellano. Así, en todas las grandes empresas vienen a España a buscar ingenieros, pero también otros profesionales, como pueden ser matemáticos, físicos... Porque para trabajar en una startup no hace falta ser ingeniero informático, también hay espacio para industriales, matemáticos, físicos...
Y los profesores en España también son muy buenos. La pena es que muchos se dedican a la investigación porque no hay una conexión directa y clara entre el mundo de la empresa y las ingenierías técnicas.
En cuanto a la Administración Pública, ¿qué pasos quedan por dar?
Una cosa que me gusta mucho es la transferencia de tecnología. En el último año y medio he estado liderando un proyecto en el Mobile World Congress, porque me interesaba poder hacer aquello que pueda generar un valor más allá de ganar dinero. -Nunca me ha interesado ganar dinero, nunca he montado una empresa por el mero hecho de ganar dinero, está bien si es una consecuencia, pero no es la base-. Dentro de la joint venture de la MWC sacamos un programa de transferencia de tecnología. Se dedica a buscar a investigadores y científicos en la universidad, que están haciendo investigación, y convencerlos para montar una empresa. Que no piensen que por ser una empresa va a ser malo.
A mí me parece ahora que es muy fácil montar una empresa. Pero cuando tenía 20 años no me parecía tan fácil. La gente ve que es algo difícil, con riesgos, y tiene miedo. La parte que está rota es esa conexión, esa mentalidad de que las empresas las montan gente de negocios y no ingenieros. ¡Las empresas se montan con ciencia e innovación!
¿Cuál es la situación de la inversión en startups en España?
Estamos muy bien. Hay fondos, como pueden ser Seaya Ventures o Caviedes, que están dando ya muy buenos retornos a sus inversores. Aunque el volumen de inversión en España aún es pequeño. Yo espero que se doble en los próximos 12 meses.
Otro problema es la mentalidad que aún tenemos de que el fondo español invierta solo en España, que es completamente errónea. Tienen que coinvertir con fondos de fuera. Y tenemos que aprovechar la entrada que tenemos al mercado latinoamericano, que ahora estamos empezando a explotar. En este sentido, un ejemplo me parece Bonsai, uno de los mejores fondos, que no tiene miedo a invertir en otros países.