
¿Somos conscientes del impacto económico que provoca la compra de un producto falsificado? Una acción tan simple como esta puede desembocar en "la destrucción de pymes y puestos de trabajo, una reducción en la inversión en I+D+i, problemas para la salud o economía sumergida", explica José Antonio Moreno, director general de la Asociación para la Defensa de la Marca (Andema).
En concreto, y según datos de la Oficina Española de Patentes y Marcas, (Oepm), las falsificaciones en España han destruido 67.204 puestos de trabajo directos y provocan que el tejido productivo español pierda al año, al menos, 7.088 millones de euros en ventas. Y es que tal y como añade Moreno, "España es un país poco sensible a este tipo de acciones debido a que la respuesta penal no es demasiado alta y a factores como el precio".
Precisamente, para sensibilizar a la población sobre este aspecto, hoy se celebra el Día de la Antifalsificación en España, en el que se han dado los últimos datos sobre las incautaciones de aduanas y policía en este campo. Así, de acuerdo con el Ministerio del Interior, en 2016 se incautaron 1,66 millones de objetos falsificados en 1.447 operaciones de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Estos productos habrían alcanzado en el mercado ilegal un valor de más de 700 millones de euros. Por su parte, la Agencia Tributaria intervino durante 2016 más de 2,5 millones de productos falsificados en un total de 2.232 operaciones. De haber llegado al mercado, esta mercancía falsa habría alcanzado un valor de 77,8 millones de euros.
Sin embargo, y según destaca Moreno, "está habiendo una recolocación de la producción de las falsificaciones, en detrimento de la producción en China por el aumento de los costes laborales en este país y la disminución de estos costes en Europa". Esto está provocando a su vez "menos incautaciones que en los años anteriores porque el tráfico está cambiando mucho, sustituyéndose la entrada a través de puertos por el transporte por carretera y concentrándose sobre todo en Italia, Grecia y Róterdam -aunque el norte de Portugal es bastante activo y abastece Galicia y Castilla y León". A ello se une el auge del comercio electrónico, y la entrada por paquetería postal, lo que dificulta todavía más las intervenciones.
Todo ello implica un dato especialmente negativo para los comercios de menor tamaño que "no tienen un producto de marca conocida y que no están en las grandes avenidas comerciales", explica Moreno. De hecho, se calcula que en Madrid, "las falsificaciones suponen un 10% de pérdidas en los pequeños comercios", según un sondeo realizado por Andema a varias asociaciones de comerciantes de la Capital. Esta situación podría volverse más perjudicial en el caso de aquellas ciudades cuyos ayuntamientos están siguiendo una política más suave contra la venta ambulante regular, como "Madrid y Barcelona, que perciben esta actividad como un derecho social", señala Moreno. Por todo ello, desde 2015 funciona el proyecto Autenticidad, con el que se pretende crear una red de ciudades europeas que cooperen entre sí en la lucha contra la venta de falsificaciones y en la sensibilización de la sociedad.
Un reto al que nuestro país todavía tiene mucho que afrontar. Y es que "España es, junto con Italia, uno de los principales países de consumo de falsificaciones", explica Moreno, quien añade que ésto se debe "al tirón del turismo". Es por eso que la presidenta de Andema, Rosa Tous, adelanta para elEconomista en el marco del Día Antifalsificación que "la solución para terminar con ésto pasa por una voluntad institucional a todos los niveles, pero también por la concienciación". Por contraposición, Francia, se sitúa como "el país modélico" en consumo ético, afirma el director de Andema. Por productos, ropa; joyería y relojería; perfumería y cosmética; tecnología; y marroquinería (artículos de piel) se cuelan en el Top 10.
Marcas e impacto económico
Frente a las actividades de falsificación, los datos sobre el impacto económico de las marcas reflejan un importante peso en la economía. Así, según la Oepm, las marcas suponen el 40% del Producto Interior Bruto (PIB) en España, además de el 55% de la inversión en I+D+i, y el 45% de las exportaciones. Por último, desde la misma entidad cifran en 60 millones de empleos -uno de cada tres- el efecto derivado del consumo de productos registrados con marca y en 144.000 millones de euros en impuestos.