Ya es seguro. El famoso 'supermartes' decidirá el candidato republicano, pero no el demócrata. No será ahora, sino mucho más adelante, cuando podamos dilucidar si será Hillary Clinton o Barack Obama quien logre llegar triunfante a la esperada Convención Nacional Demócrata que se celebrará en Denver (Colorado) del 25 al 28 de agosto.
Ni los más de 20 estados que se pelean a estas horas por dilucidar cuál de los dos candidatos debe alzarse con la victoria, ni la ingente mayoría de mujeres que acaparan la totalidad del voto de Clinton, ni Tedd Kennedy, Robert de Niro, Edward Kennedy o incluso el mismísimo reverendo Jesse Jackson decidirán hacia dónde se inclinará la balanza. Los resultados del llamado 'supermartes' demuestran que los demócratas están más divididos que nunca. Mientras los republicanos han conseguido aunar sus fuerzas en torno a la figura de John McCain (que es ya el claro favorito para conseguir la candidatura republicana pese a la animadversión de los más conservadores), el partido demócrata se está gastando el dinero en una contienda de infarto que, sin lugar a dudas, no se decidirá hasta el final.
El senador Barack Obama ha vencido por una amplia diferencia en las primarias del partido demócrata en Carolina de Sur, donde ha duplicado en votos a Hillary Clinton, gracias al abrumador apoyo de los afroamericanos. La senadora de NY sin embargo, ha contrarrestado de manera sorprendente venciendo en estados tan trascendentales como California o Nueva York. Obama arrasa gracias al voto negro e incluso al de buena parte de votantes blancos, Clinton lo hace con el impulso de las mujeres y el voto de los hispanos. El propio Obama lo ha dejado muy claro: "No importa lo que pase, creo que la de hoy será una decisión muy repartida".
Los Kennedy con Obama
Tanto Obama como Hillary han utilizado sus mejores armas para captar los votos indecisos. El senador de Illinois, escoltado por el patriarca demócrata Ted Kennedy y el actor Robert de Niro, ha vendido que el "cambio es posible", y ha contado para ello con el apoyo del senador Edward Kennedy. El patriarca del clan político más famoso de EEUU, icono liberal por excelencia en este país y para algunos el portador de las esencias demócratas dio su respaldo explícito e incondicional al senador de Illinois mientras manifestaba que sentía "el cambio en el aire".
Por su parte, la senadora que rentabilizó sus lágrimas hasta la victoria en New Hampshire, volvió a emocionarse el lunes en Yale, su alma mater en Connecticut, y lo ha vuelto a hacer esta semana pidiendo el voto de sus seguidores: "Hay mucha gente a la que le preocupa que el presidente no le preste atención". "Quiero que ellos sepan que he captado el mensaje y que estaré allí para ellos si están dispuestos a salir y a votar por mí en las primarias". Clinton también cuenta con el apoyo de la mayoría de líderes hispanos, incluyendo el del popular alcalde de Los Ángeles, Antonio Villaraigosa.
¿Mujeres contra afroamericanos?
Dos de cada tres votantes de Hillary Clinton son mujeres; ocho de cada diez votantes afroamericanos que han acudido a las urnas introdujeron la papeleta de Obama. Las estadísticas están ahí, y marcan, sin lugar a dudas, una búsqueda por parte del electorado de un auténtico líder más que de un buen representante político. Los seguidores de Hillary Clinton apuestan por su experiencia y argumentan que ha venido trabajando muy duro por los derechos de la mujer y por la cobertura sanitaria, pese al fracaso que esta última ha supuesto. Por otra parte, los de Obama lo hacen por la renovación. Jesse Jackson, el reverendo que en 1984 y 1988 intentó hacer realidad el sueño de un presidente negro en EEUU, ha declarado que "ahora las manos que recogían el algodón escogerán al presidente de EE UU".
Obama, no obstante, ha tratado según los analistas políticos, de atenuar la tensión racial que ha existido en la campaña en los últimos días, y evitar así que se le considere como "el candidato de los afroamericanos", lo que le podría perjudicar en el resto del país. "En estas elecciones no se trata de elegir según la región de cada uno, la religión o el género", ha añadido de manera solemne el candidato. "No se trata de ricos contra pobres, jóvenes contra viejos, ni blancos contra negros. Se trata (de una batalla) del pasado contra el futuro".
Sea como fuere, la carrera por la candidatura presidencial del Partido Demócrata está abierta (a pesar de la mínima ventaja adquirida en el último momento por Clinton) y no será hasta los días en los que se celebren las primarias de Washington DC, Virginia, Maryland, Texas, Ohio y Pensilvania, cuando, según los expertos, se defina si Hillary u Obama llegará triunfante a esa Convención, en donde necesitan asegurarse 2.025 delegados para lograr su nominación. ¿Será el voto de centro independiente el que decida las elecciones?