El ingeniero aeroespacial de 60 años que decidió vivir bajo el mar para demostrar que mudarnos al océano podría ser una opción
Todas las comodidades del mundo moderno
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1. Todas las comodidades del mundo moderno

Ha contado con una cama, un baño, una televisión y hasta un ordenador con cobertura y conexión a Internet, a pesar de estar a 11 metros de profundidad submarina. También tenía una bicicleta estática para poder realizar ejercicio. 

Hábitat conectado por un tubo vertical a otra cámara situada por encima del nivel del mar
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2. Hábitat conectado por un tubo vertical a otra cámara situada por encima del nivel del mar

Sí, donde se encontraban otros miembros del equipo de apoyo. Esta cámara también facilitaba el acceso de suministros, así como la llegada de periodistas o visitantes, aunque las interacciones estaban limitadas. Por si fuera poco, esta infraestructura permitía que la cápsula funcionara de manera autónoma, a pesar de la distancia que la separaba de la costa.

Uso de cámaras de monitoreo
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3. Uso de cámaras de monitoreo

La cápsula estaba equipada con cuatro cámaras que grababan su día a día, lo que permitía a los operadores en la parte superior del tubo monitorear su estado físico y psicológico en todo momento.

El concepto de 'seasteading'
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4. El concepto de 'seasteading'

Uno de los elementos claves que ha inspirado a Koch era la posibilidad de trasladar parte de la humanidad a comunidades flotantes fuera de la jurisdicción de los gobiernos. Esta idea proviene del movimiento de seasteading, que conlleva la creación de hábitats autónomos en el mar, basados en la autosuficiencia y la libertad de la regulación estatal.


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