
La planta que aumenta las defensas, mejora la digestión y reduce el insomnio
El comino es una de las especias más representativas de la gastronomía mediterránea en la actualidad. Además de ser un ingrediente del curry, se utiliza en numerosas recetas de sopas y gazpachos, de vinagretas y aliños. Por lo general, se emplea en pequeñas cantidades para aportar un extra de sabor a los platos.
Aunque puede usarse en grano, si queremos sacar el máximo partido a su aroma y sabor, podemos tostar las semillas enteras en seco y molerlas después en un mortero o directamente en una picadora eléctrica. De esta manera, podemos disfrutar de un sabor mucho más fresco y más puro. Ahora bien, no hay que pasarse, puesto que en exceso puede terminar ocultando el auténtico sabor del plato.
Al margen de las diferencias regionales -que las hay-, las semillas pueden dividirse principalmente en dos variedades: comino blanco (el más utilizado en la cocina convencional) y el comino negro (su sabor es más dulce que el comino blanco y su uso es muy común en platos persas).
Entre sus propiedades, cabe destacar las siguientes:

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1. Es un adelgazante natural
Sirve para despertar el apetito y evitar la formación de gases, la hinchazón abdominal y las digestiones pesadas.

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2. Sus minerales ricos en hierro dan fuerza al sistema inmunológico
Esto aumenta las defensas y ayuda a combatir enfermedades como la anemia ferropénica.

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3. Es un sedante natural que ayuda a disminuir el insomnio
Por si fuera poco, también destaca por sus virtudes tónicas y estimulantes de la digestión. También se considera diurético y carminativo.

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4. Tiene propiedades antimicrobianas y antiinflamatorias
Consumir cominos molidos nos ayuda a cuidar nuestro organismo, mantener nuestros tejidos más jóvenes, aligerar nuestras digestiones, prevenir la diabetes y cuidar del corazón.

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5. Bajo contenido en sodio
Puede ser interesante como condimento en una dieta para bajar la hipertensión por su bajo contenido en sodio.