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La remontada del dólar no es una quimera

El dólar está grogui. La divisa norteamericana se presentó en la parrilla de salida de 2008 con energías renovadas tras haberse apreciado un 1,7 por ciento frente al euro en las cinco últimas semanas del pasado año. Los analistas daban crédito a esa reacción y consideraban que el billete verde estaba en disposición de recuperar terreno tras haber bajado un 11,4 por ciento en 2006 y otro 10,5 por ciento en 2007.

Sin embargo, con un mes ya consumido, la moneda norteamericana se encuentra por debajo de los 1,459 dólares a los que concluyó el pasado ejercicio. El viernes cerró en los 1,48, de forma que la amenaza de los 1,50 dólares pende de nuevo sobre su cabeza.

Entre aquellas expectativas y estos hechos figura la preocupante realidad que atraviesa EEUU. En enero, la sombra de la recesión se ha hecho cada vez mayor. El riesgo es tan evidente que la Reserva Federal (Fed) se ha visto obligada a reducir los tipos de interés en dos ocasiones, para llevarlos del 4,25 al 3 por ciento. Es decir, por debajo del 4 por ciento en el que permanece el precio del dinero en la zona euro desde junio de 2007.

El 'efecto Europa'

El dólar, por tanto, lo ha tenido todo en contra. Pero esto no significa que vaya a seguir siendo así. De hecho, enero vivió un atisbo de reacción que podría reeditarse en los próximos meses. A mediados de mes, distintos miembros del Banco Centra Europeo (BCE) comenzaron a advertir de la posibilidad de que el crecimiento de la región acabe situándose por debajo de las previsiones en 2008.

El mercado interpretó estas declaraciones como el primer síntoma de que el BCE se verá obligado a recortar los tipos. Como consecuencia, el dólar se revalorizó casi un 3,5 por ciento en apenas cinco sesiones. Sólo la actuación de la Fed, con su bajada sorpresa de los intereses el 22 de enero -cuando los redujo del 4,25 al 3,5 por ciento-, cortó su reacción.

Este episodio mostró lo que puede pasar en el mercado de divisas tanto a corto como a medio y largo plazo. En breve, no es remoto pensar que el euro rebase por primera vez la cota de los 1,50 dólares, dadas las evidentes muestras de debilidad que transmite EEUU y la retórica antiinflacionista por parte del BCE. Sin embargo, el panorama puede cambiar si la entidad europea se ve obligada finalmente a recortar los tipos, una posibilidad que los analistas contemplan a mediados del ejercicio, y si la mayor economía mundial recupera fuerza en la segunda mitad de 2008.

Aunque ahora parece remoto, este escenario conduce a que los pronósticos de los expertos prevean una apreciable recuperación del dólar desde julio. Así, y según la media de las previsiones realizadas por 44 firmas de análisis y recabadas por la agencia financiera Bloomberg, el dólar podría despedir 2008 en las 1,40 unidades por euro -ver gráfico-. O lo que es lo mismo, un 5,4 por ciento por encima del nivel en el que se encuentra ahora.

De confirmarse estas expectativas, los fondos que invierten en activos denominados en dólares encontrarían aliento tras el castigo que, precisamente, han sufrido en los últimos años por culpa de la debilidad del billete verde. La apuesta tiene su riesgo. Pero si el dólar se recupera lo hará gracias a que la economía ha retomado impulso, algo que a su vez también beneficiaría a Wall Street. Y en ese caso, la subida de la divisa estadounidense supondrá una inyección de rentabilidad inmediata en los fondos.

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