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Australia: un salto al mercado "afortunado"

  • El país lleva casi tres décadas sin sufrir una recesión económica
  • Su bolsa cotiza cerca de los máximos históricos que tocó este verano
Un canguro australiano. Imagen: Istock

"Australia es un país afortunado dirigido principalmente por personas de segunda categoría que comparten su suerte. Vive de las ideas de otras personas y, aunque su gente común es adaptable, la mayoría de sus líderes -en todos los campos- carecen de curiosidad sobre los eventos que los rodean, que a menudo los toman por sorpresa".

Así describía Donald Horne a este territorio en su libro The lucky country (El país afortunado), que se publicó en 1964. Aunque el origen de estas palabras tuviera un carácter peyorativo, el título de la obra se convirtió en un apodo para la nación, y desde el punto de vista del mercado y la inversión, en una realidad.

La última vez que, en teoría, Australia sufrió una recesión, Mijail Gorbachov aún ocupaba el poder en la URSS y el régimen soviético daba sus últimos coletazos ante la inminente caída del Telón de acero. En estos treinta años, su leyenda se ha agrandado a saltos de canguro a medida que transformaba su sistema bancario en uno de los más competitivos del mundo -lo que le llevó a sortear la crisis financiera de 2008- mantenía a raya su deuda, impulsaba a máximos sus tasas de empleo, crecía a base de la industria de la extracción, multiplicaba su PIB y escalaba en todos los rankings internacionales de calidad de vida.  

¿Por qué invertir en Australia? Desde la gestora Candriam citan entre sus ventajas que se trata de "una economía estable y que está creciendo, con una base industrial mucho más diversa que la minería y un mercado de renta variable que ha ofrecido sólidos rendimientos a largo plazo". Prueba de ello es que su indicador de referencia, el S&P/ASEX 200, alcanzara el pasado 30 de julio una nueva marca al renovar máximos nunca vistos en los 6.845 puntos, el valor más alto de su historia, y que suponía superar los niveles previos al colapso de la burbuja inmobiliaria estadounidense en 2007.

Este hito se ha producido, precisamente, en un periodo de incertidumbre en los mercados por las tensiones comerciales entre Washington y Pekín, un conflicto al que Australia está muy expuesto por su perfil exportador. De hecho, las alzas estuvieron impulsadas en un mes de relativa calma gracias a los resultados empresariales del sector minero y la expectativa de que la Reserva Federal (Fed) recortase los tipos de interés -lo que reduce el coste de financiación de los principales bancos australianos- como finalmente hizo un día más tarde. Desde entonces, el índice cae en torno a un 0,8%, pero en 2019 arroja ganancias del 20%. 

Con una capitalización bursátil que ronda los 600 millones de dólares australianos, su principal índice -que aglutina a las mayores 200 empresas cotizadas del país- cuenta con un peso importante del sector financiero y de materias primas y, en menor medida, de la industria sanitaria e inmobiliaria.

No obstante, desde Aberdeen Standard Investments defienden la oportunidad de generar valor que representan las compañías de pequeña capitalización. "Si se eliminan las 100 principales empresas del ASEX 200, la concentración de acciones se reduce y las exposiciones cambian drásticamente, proporcionando un conjunto de oportunidades de inversión más equilibrado, rico y diversificado", observa Michelle Lopez, jefa de renta variable australiana.  

Por otra parte, a finales de septiembre el Banco de la Reserva de Australia (RBA) redujo en un cuarto de punto su tipo de interés hasta el 0,75% -alcanzando su mínimo histórico- y abriendo la puerta a que pueda haber recortes adicionales. Esta bajada es la tercera reducción que lleva a cabo la institución desde principios del mes de junio, cuando decidió revisar a la baja su política monetaria después de tres años sin cambios. Una decisión fundamentada en la preocupación de la entidad por la caída del consumo doméstico y del precio de la vivienda, la desaceleración del crecimiento y el incremento de la tasa de desempleo, lo que lanzó a los inversores a comprar deuda y llevó a la rentabilidad del bono australiano a diez años a marcar su nivel más bajo en el 0,885% el pasado 9 de octubre.  

Aunque el inversor español no suele tener muy presente a la bolsa australiana a la hora de invertir, desde nuestro país sólo es posible acceder a dos fondos de renta variable en euros según los datos de Morningstar, y a ninguno de renta fija. Uno de ellos es el Barings Australia A EUR Inc, que en el año se anota cerca de un 20% y en la última década arroja una rentabilidad anualizada del 5,8%. El otro es el Candriam Eqs L Australia N EUR Cap, que avanza algo más de un 30% en 2019 y a diez años, algo más de un 6% -ver gráfico-. 

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