El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, declaró ayer que la crisis financiera a la que se enfrenta Estados Unidos es un castigo divino y que este país puede considerarse del Tercer Mundo por sus niveles de desempleo e inseguridad.
"Dios está castigando a Estados Unidos", aseguró Ortega, que el pasado mes de enero regresó al poder tras 16 años de oposición. "Es increíble que en el país más poderoso de la Tierra (...), tengamos a millones de ciudadanos abandonando sus viviendas", añadió el presidente nicaragüense, que gobernó al país por primera vez en la década de 1980 con apoyo de Cuba y la desaparecida Unión Soviética.
Ortega también señaló que esa crisis podría afectar las remesas, de entre 800 y 1.000 millones de dólares anuales (entre 587 y 734 millones de euros), que envían sus compatriotas residentes en Estados Unidos, al tener menos oportunidades laborales.