Los principales bancos portugueses emprendieron esta semana grandes maniobras para reforzar sus capitales, recurriendo al fondo de garantía del Estado o vendiendo activos, para responder a las nuevas exigencias del plan de ayuda de la UE y el FMI.
Después del Banco Espirito Santo (BES) el lunes, la Caixa Geral de Depositos (CGD, pública) anunció que prevé recurrir a la garantía del Estado para financiarse.
Según el Jornal de Negocios, la CGD podría proceder a una emisión de obligaciones garantizada por un monto de 1.800 millones de euros, frente a los 1.250 millones anunciados por el BES.