Portugal, inmerso en la campaña para las elecciones anticipadas del 5 de junio, respiró hoy aliviado por la aprobación de su rescate financiero, que exige graves sacrificios y se ha ganado la oposición de la izquierda marxista y los sindicatos.
El presidente de Portugal, el conservador Aníbal Cavaco Silva, fue la primera autoridad en reaccionar a la decisión de los ministros de Finanzas comunitarios y exhortó al país a cumplir los compromisos de la ayuda financiera, de 78.000 millones de euros (110.000 millones de dólares).
La aprobación del rescate, que salva a Portugal de la bancarrota, se produce en un clima de tensión política, en el que los dos grandes partidos lusos, el Socialista (PS, que gobierna en funciones) y el Social Demócrata (PSD, favorito para sucederle) están en plena guerra de descalificaciones.