Cientos de habitantes del municipio de Amatitlán, a 27 kilómetros al sur de la capital guatemalteca, viven hoy en medio de miles de toneladas de lodo, y con tristeza y amargura claman por la ayuda gubernamental para limpiar sus calles, convertidas en una especie de pantano.
"Yo no he podido ingresar a mi casa porque el lodo y el agua subió metro y medio y no puedo abrir la puerta", dijo a el activista Melvin Pineda, al lamentar que sus pertenencias puedan estar perdidas.
Cientos de vecinos del centro de Amatitlán, con palas, azadones y carretas de metal sacan de sus casas el agua y lodo que empieza a emanar olores fétidos.