Firmas

Inestabilidad antes de nacer para el pacto del taburete

Lo ha dicho de forma gráfica el número dos de Vox: los taburetes con dos patas no son estables. Le ha puesto de esa forma al acuerdo de Andalucía una etiqueta que los rivales políticos emplearán para ridiculizarlo, pero lo peor de la metáfora es su grado de veracidad si nos atenemos a la realidad de los hechos: PP, Ciudadanos y Vox juntos se entienden con numerosas dificultades y se repelen entre sí en varias direcciones. Las peleas infantiles en los prolegómenos del pacto que hará presidente de la Junta a Juanma Moreno están demostrando que el taburete se tambaleará a la mínima, y que su zozobra causará una importante inestabilidad política en la comunidad andaluza y por extensión en la nacional. Eso, si no cambian las actitudes y no se hace más firme la voluntad de sacar a Andalucía del régimen de partido único gobernante de las últimas cuatro décadas.

Las peleas infantiles se refieren a la manera en que unos y otros quieren quedar por encima de los demás. Y eso sólo tiene un fin, que es el menos deseable ahora mismo: arañar votos en los futuros procesos electorales que va a tener España, empezando por las municipales, autonómicas y europeas de mayo. Mientras Rivera, Casado y Abascal no se quiten de los ojos el velo partidista que tienen cada minuto del día no podrán aspirar a que el futuro inminente de los andaluces sea mejor. Interés general, interés general, interés general... La frase hay que repetirla tantas veces como lo hacía el Sabio de Hortaleza con el famoso ganar, ganar y ganar. Dejen sus intereses electorales en un cajón y busquen lo mejor para la mayoría de los ciudadanos que quieren soluciones a sus problemas y no les importa qué formación política sale más beneficiada del reparto de papeles que ahora se haga. A esta ceremonia del partidismo se suman raudos muchos medios de comunicación que leen absolutamente todo lo que va ocurriendo en clave de resultados en las urnas, anteponiendo siempre el análisis de quién hace caja de votos con tal o cual decisión en lugar de escrutar las ventajas que tendrían sobre los administrados. 

Vox será parte del acuerdo por mucho que PP y especialmente Cs traten de hacer ver que no es así. Sus diputados son necesarios para la mayoría alternativa que ha surgido tras el 2 de diciembre andaluz. El acto de taparse la nariz por parte de los naranjas no es más que una pose que no obedece a la responsabilidad real que tiene Ciudadanos de hablar con todos los representantes votados por los electores. Lo contrario es despreciar y marginar a cuatro millones de esos votantes. Se puede filtrar el reparto de consejerías con el fin de hacer un desmarque lo más visual posible del partido apestado, pero por mucho que a un gato se le quiera cambiar el nombre siempre será un gato. Ciudadanos pactará con Vox, los españoles lo sabrán sin lugar a dudas, y serán conscientes de que se ha alumbrado un nuevo escenario alternativo a la mayoría que aupó al presidente del gobierno, sostenida por fuerzas que desean quebrar el proyecto común de futuro que es España. Por mucho que se busque permanentemente el cálculo y el electoralismo inmediato, la historia está juzgando ya hechos que marcarán el futuro.

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