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Italia aún provoca dudas a los mercados

El FMI en muy pocas ocasiones realiza una revisión anual de la talla del último informe redactado sobre Italia. A groso modo detalla un análisis sobre la tercera economía de la Unión Europea como si se tratara de un país en recesión absoluta.

En términos macroeconómicos justifica que las medidas de aumento del gasto público no tendrán ninguna repercusión positiva y que, además, el au-mento del consumo y la inversión, es decir, la de-manda agregada, por este incremento del gasto pú-blico, se desvanecerá porque el coste de financiación del Estado se ha in-crementado a unos niveles limítrofes con el bono basura o high yield.

Esta situación aislará a Italia en el medio y largo plazo, ya que la situación del país no se debe a una coyuntura internacional, sino a decisiones internas y por ello, es muy probable que el sentimiento del ámbito comunitario no sea tan favorable de cara a una ayuda futura.

Básicamente, el dato de déficit proyectado por la Comisión muestra una caída del 1,8% del PIB para 2019, sin embargo Italia lo sitúa en el 2,4%. Pero el FMI lo ubica incluso por encima, en el entorno del 2,66%. Y para 2020 y 2021 alcanzarán el 2,8 y 2,9% respectivamente, lo que muestra el desequilibrio presupuestario para Italia en los próximos años.

Esto ha obligado al Banco Central Europeo, concretamente al vicepresidente Luís de Guindos, a advertir sobre el incremento en la deuda y de su sostenibilidad en el tiempo. Centrándose en Italia como el ejemplo más flagrante en donde, además, la mayor parte de la deuda emitida por el Estado está en manos de las entidades financieras italianas, cuyo sector tiene un gran peso en el país y que ya se ha desplomado más de un 30%.

Luís de Guindos ha instado al Gobierno italiano a que se ajuste a la normativa fiscal de la Unión en todos sus aspectos.

A esta situación habría que sumarle las alertas sobre el fin del ciclo macrofinanciero de Estados Unidos, que implicaría un incremento global en los costes de deuda y que podría lastrar las proyecciones de crecimiento del marco comunitario y hacer temblar la estabilidad financiera que apenas a día de hoy se sostiene.

Tras este marco, Italia reduce su presión sobre su objetivo de déficit y aparentemente intenta acercar posturas con la Unión Europea.

Según las últimas declaraciones del Ejecutivo italiano, éste se está planteando reducir su objetivo de déficit para 2019 para así cumplir con los requerimientos, en concreto han marcado un objetivo cercano al 2%, nivel que podría ser aceptado por Bruselas y así evitarían una sanción por parte de la UE. Este dato, bien visto por los mercados, está permitiendo al selectivo italiano ser el más alcista del inicio de la semana, afectando también positivamente a su deuda. Es decir, el bono a 10 años se acerca al 3%, concretamente al 3,21%, mientras que la prima de riesgo del país se olvida del nivel de los 300 puntos, tras tocar máximos de 3,68% en octubre.

La tarde del pasado lunes se reunió la confluencia gobernante italiana (movimiento 5 estrellas y La Liga) para debatir sobre la reducción del déficit. Y aunque se han comprometido a reformar los presupuestos, consideran que no es importante para ellos.

Este efecto "fin de semana" está propiciando las subidas en todos los mercados, tanto de renta variable como de renta fija, en concreto la deuda española se ve contagiada por el atractivo de la deuda periférica, motivada principalmente por Italia, y permite al bono a 10 años reducir su rentabilidad al 1,6% mientras que la deuda de Portugal se reduce al 1,9%.

En cualquier caso debemos tener presente que, si bien quien "coloca la soga" sobre Italia es la UE quien la aprieta son los mercados, que al fin y al cabo son determinantes en la economía moderna.

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