Firmas

Esto no saldrá gratis

  • Las decisiones del Gobierno están alejando a los inversores de España

Un conocido periodista terminaba su artículo de hace unos días con una contundente frase: "Esto no saldrá gratis, damas y caballeros". Se refería al ínfimo nivel al que ha llegado la política española. El Parlamento, por mor de los independentistas catalanes y especialmente a causa de uno de ellos, presenta un panorama donde, en palabras del articulista, "chapotea el parlamentarismo español con cieno hasta las rodillas". Aparte del triste espectáculo, el problema real es el deterioro que se va transmitiendo a la sociedad y, por ende, a la economía; aspecto que no deja indiferentes a los inversores. España está dejando de ser atractiva a marchas forzadas, por mucho que el discurso oficial sea diferente.

En las ultimas semanas han ocurrido sucesos económicos altamente preocupantes, donde, quizás, uno de los más graves haya sido el tema de las hipotecas al hilo del impuesto de los actos jurídicos documentados (AJD). Un asunto que incide ya de forma grave en uno de los pilares de la economía española, cuyo mercado, en 2016, tenía pendiente de pago, según la agencia hipotecaria europea Hypostat, unos 600.000 millones de euros; es decir, un 50% aproximadamente del PIB. Hoy, sin embargo, el efecto de la decisión populista del presidente del Gobierno de repercutir el impuesto a la banca, cuyas dudas sobre la inconstitucionalidad de la medida sostienen prestigiosos juristas, ha traído el efecto de frenar ese mercado esencial de la economía española.

El mercado de venta de vivienda comienza a pararse, a la vez que la medida impulsa los precios de los alquileres al alza; todo sin tener en cuenta otros efectos colaterales que la medida trae consigo. Uno de ellos, por ejemplo, tiene que ver con el problema de la subrogación de hipotecas ya firmadas con unos bancos que, al ser trasladadas a bancos terceros dejará a estos últimos exentos de pagar el impuesto de los AJD.

Se abre así un mercado secundario que irá en beneficio de unos y en perjuicio de otros. A la vez, ciertas Comunidades Au-tónomas han visto el camino para incrementar la tasa del impuesto sin considerar el daño adicional que supondrá a un sistema hipotecario ya dañado. Sin tener en cuenta, además, que la decisión del presidente del Gobierno es altamente insolidaria, especialmente para los jóvenes, que tendrán enormes dificultades para obtener una hipoteca al mismo tiempo que se encontrarán con un mercado de alquiler que se dispara al alza. Situación que afecta también a las empresas que necesiten usar el instrumento hipotecario como medida para la gestión y crecimiento de su negocio. Un despropósito de enormes proporciones: insolidario por un lado y letal para la economía por el otro.

Este problema con las hipotecas, con ser algo muy grave, no son lo único que presenta el panorama económico. Hay que sumar las decenas de anuncios de subidas de impuestos: sea al diésel, a los autónomos o a cualquiera que pase por ahí. Poco importa que se trate de anuncios pendientes de los correspondientes decretos ley que los sustancien: el daño ya está hecho. Como también está hecho con la ley de transición energética, que se ha llevado por delante alguna importante empresa fuera de España, además de penalizar gravemente a las gasolineras que no pongan en marcha las requeridas electrolineras. De sustanciarse la medida, cerrarán muchos negocios que no puedan asumir el gasto o tengan que afrontar las enormes multas que se anuncian.

Y todo lo anterior en un permanente descontrol del gasto público, con un presupuesto heredado que se va parcheando sin otro criterio que un supuesto interés electoral, obviando que dicho presupuesto tiene un déficit y un techo de gasto definidos. Es normal, por tanto, que Bruselas haya rechazado la propuesta de incremento de déficit porque no se ve de dónde van a salir los correspondientes ingresos, en un momento en que la desaceleración económica está en marcha y no hay nadie que la cuestione. ¿Qué pasará si al final el crecimiento en 2019 se queda algo por encima del 2%? ¿Cómo será entonces la economía española en 2020, cuando importantes economistas como Ben Bernanke anunciaron no hace mucho un "momento coyote" en Estados Unidos? ¿Qué sucederá en España cuando el déficit estructural, que no depende del ciclo, esté desbocado? ¿Y qué decir entonces cuando las medidas de gasto solo tengan la posibilidad de ser cubiertas con deuda? ¿Dónde se situará entonces la prima de riesgo, con una economía creciendo por debajo del 2% en 2020?

Con impuestos paralizantes de la economía, tal como se anuncian, y con un gasto público improductivo en alza, la economía española no tendrá ningún colchón del que tirar sin afrontar grandes perjuicios. La crisis de 2008 se sustanció con medidas muy restrictivas y a base de aumentar la deuda pública. De aquí a 2020, de cumplirse lo que se anuncia, el panorama puede volvernos a dejar donde empezamos hace diez años. Es decir, muy mal. Como decíamos al principio, lo que está sucediendo no nos saldrá gratis. Resulta urgente convocar elecciones.

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