Firmas

Jinetes del Apocalipsis

Como en la película de Vincent Minnelli (1962) desde ciertos sectores de la derecha se nos anuncian Los cuatro jinetes del apocalipsis. Según se dice, ya se otea una nueva crisis económica que se llevará por delante al Gobierno de Pedro Sánchez. La falta de reformas y la errática política económica hará que sus efectos se noten rápidamente. Concretamente, el PIB crecerá un 1,5% en 2019 frente a los crecimientos en torno al 3 que viene anotando desde 2015, según cálculos de Freemarket.

Esta consultora que dirige mi buen amigo Lorenzo Bernaldo de Quirós se ha ganado una merecida fama por lo acertado de sus análisis. Sin embargo, no coincido en que la crisis vaya a ser tan rápida en llegar. Existe mucha inercia que permitirá al Gobierno terminar la Legislatura o convocar tranquilamente las elecciones el próximo otoño. Por tanto, parece poco probable que se vaya a producir un adelanto electoral ante la inminencia de una recesión. La economía es como los transatlánticos, que no frenan en seco.

Es cierto que existen indicios de que se agota el ciclo alcista que se inició hace cuatro años. La última EPA así lo manifiesta. La caída de la bolsa es otro elemento a tener en cuenta, así como la subida gradual de la prima de riesgo y la subida del petróleo. El viento de cola que nos impulsaba ha girado y ahora empezamos a tenerlo enfrente. También es cierto que todos los organismos internacionales advierten del riesgo geopolítico; de las consecuencias de un Brexit duro o de la trascendencia de la guerra comercial iniciada por Donald Trump. El final del ciclo expansivo de EEUU cada vez parece más cercano, igual que la intención del BCE de dejar de comprar deuda masivamente .

Sin embargo, es muy precipitado augurar un frenazo brusco que influya de modo decisivo en el mapa político español. Juan Ignacio Crespo escribió hace dos años ¿Por qué en 2017 volveremos a entrar en recesión? (Deusto) y hasta el momento no ha acertado. Probablemente, las recesiones tardan más en llegar en una economía globalizada como ocurrió en el 2007. Tampoco parece probable que la crisis sea tan profunda como lo fue la anterior. Por tanto, se equivoca quien confunde deseos con realidades. Los análisis no se pueden hacer con el corazón.

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