Firmas

Villarejo el maldito

  • Al centrarse en Villarejo la descalificación, se ocultan otros escándalos
El excomisario Villarejo.

Hay una extraña y casi unánime condena sobre el ex comisario Villarejo y sus prácticas delictivas. Una repulsa que comienza y acaba, exclusivamente, en la persona del hoy encarcelado agente de las cloacas estatales. Le ha pasado como al asesino a sueldo de una familia mafiosa que conociendo el percal y la calaña de los que alentaron, permitieron, dieron soporte orgánico a sus asesinatos y se beneficiaron de ellos, quiso instalarse por libre y fundar su propia familia.

La conducta de Villarejo es más que reprobable, pero ¿cómo calificar la de sus superiores en el cuerpo, ministros, gobiernos, servidores de la Ley y medios de comunicación que sabían "de buena tinta" el funcionamiento de los usos y costumbres de esa maquinaria que Norberto Bobbio (1909-2004) denominó Doppio Stato (Doble Estado)? Un Estado paralelo, pastoreado por mafias, tramas corruptas, intereses inconfesables y servicios secretos incontrolados por las instituciones regulares de la Democracia y la Ley. A veces, frases como la de Felipe González, "el Estado también se defiende desde las alcantarillas", nos hacen suponer que el Estado institución y el otro, su retrato de Dorian Gray, son la misma cosa.

Billy el Niño, Amedo, Domínguez, Cotino, Villarejo, etc. etc. etc. son los protagonistas públicos de una saga que, viniendo del franquismo, pasó impunemente por la Transición y se reconstituyó en la -formalmente- nueva situación política. Dosieres, grabaciones, filmaciones y confesiones en programas de audiencias fácilmente impresionables funcionan como dardos que las formaciones políticas se lanzan unas a otras. Especialmente las que han tenido responsabilidades de gobierno y por ello saben de lo que hablan.

Unas responsabilidades políticas que ya empiezan a tornarse en jurídicas y penales.

Pero en todo este asunto de Villarejo hay una cuestión que a mí me preocupa especialmente. Pareciera como si este criado de las mafias económicas, políticas, judiciales y policiales fuese una pieza aislada del sistema de corrupción generalizada. Al centrar en él la descalificación se está intentando borrar lo que ha denunciado y publicado, especialmente el asunto del llamado Rey Emérito Don Juan Carlos y otras grabaciones que dejan en muy mal lugar a importantes servidores públicos. Villarejo será un felón evidente, pero las felonías de los grabados también son evidentes. Y es que para este estatus de corruptos, el crimen de Villarejo es que sabe demasiado.

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