Firmas

La hiperventilada política energética

Foto: Getty.

El actual Gobierno interino de Pedro Sánchez continúa con el intento de gobernar sin convocar unas elecciones anticipadas, algo que sería lo lógico tras haberse aupado al poder tras una moción de censura. De momento el Ejecutivo hace equilibrios intentando no caer de ese alambre que son sus 84 diputados propios, pactar con Unidos Podemos, más toda una amalgama de partidos autonomistas, secesionistas y contando con los dos diputados de Bildu. Desde luego todo indica que le cuesta mucho sacar adelante las propuestas que como escaparate electoral quiere llevar a cabo.

Más allá de ese intento de tomar medidas de cara a su escaparate electoral, la pregunta que surge es como nos afecta a los ciudadanos de a pie este tremendo arreón. Pues bien, todo indica que una vez más, estas medidas populistas, desde el punto económico y social van a repercutir fuertemente en el patrimonio y bolsillo de los ciudadanos. Un buen ejemplo de estas más que cuestionables líneas maestras de su política lo tenemos en la política energética y el modelo que pretende implantar. Vamos con la línea emprendida contra el diésel.

La penetración y popularidad del diésel en el mercado español de vehículos es tremenda e impresionante. Aunque no sea muy amigo de incorporar muchos datos en una tribuna, déjenme que lo haga. El número de turismos que actualmente utilizan diésel de acuerdo con la Dirección General de Tráfico, es de un éxito incuestionable, pues en 1990 el porcentaje de este tipo de turismos era tan solo del 10,18%. Diez años después, en 2000 el porcentaje era más del doble, un 26,95%. Nuevamente en diez años la ratio casi se duplicaba, pues en 2010 los motores diésel suponían un 51,77% del total de turismos. Un ratio que en 2017 incluso se eleva ligeramente hasta el 56,88%. Por tanto, la pretendida equiparación entre gasolina y diésel afecta a una gran parte de los ciudadanos que poseen un turismo, y que estos días lo utilizan para desplazarse a sus lugares de vacaciones llenando los depósitos. Piensen que con esta medida llenar un depósito de diésel, de media, va a costar unos 10 euros más. Los motores diésel son hoy por hoy, en nuestro país, más allá de los turismos, una cuota significativa, concretamente en la actualidad el 40, 83% de los vehículos se ven impulsados por tecnología diésel.

Y ahora ante los datos que les daba y pensando en los poseedores de un turismo que no lo utilicen para actividades profesionales o comerciales, ¿afecta la equiparación del diésel a sus bolsillos? La respuesta es afirmativa cien por cien. Ustedes por la misma necesidad, la de desplazarse, utilizando la misma tecnología que fue bendecida en el pasado por todos los gobiernos (la estadística se la he dado desde 1990), por decisión administrativa van a pagar más.

Pero esa decisión implica más cosas que la que afecta a su bolsillo, esos diez euros que comentaba anteriormente. Usted que tiene un diésel se va a encontrar con que si pretende vender su coche de segunda mano, (las cifras dicen que un 70% de los coches de segunda mano es diésel), verá una disminución considerable en el precio de su vehículo. Es decir que no solo le meten mano en su bolsillo, sino que además con esa declaración de, "el diésel tiene los días contados", de una de las ministras interinas de Sánchez, le acaban de depreciar su patrimonio.

No se apresure todavía a enfadarse, aún hay más. Probablemente cuando venda su, ahora denostado y demonizado vehículo diésel, usted compre otro coche bendecido con una nueva homologación de su motor. Pues bien, sepa que pasar de la homologación NEDC a la WLTP, que entrará en vigor el próximo 1 de septiembre, motivará un incremento del precio de los coches de entre 1.200 y 2.000 euros. Este cálculo nos lo proporciona el responsable de Honda en Europa, Roger Solergibert.

Pero además de todas estas dañinas consecuencias para su bolsillo, hay más. Veamos, el incremento del precio del diésel, tan solo por decisión administrativa, supondrá un aumento del IPC. Ese IPC actualmente es la referencia para la subida de las pensiones, algo que no lo fue cuando el IPC era negativo y no se bajaron las pensiones. Pues bien, la subida del IPC llevará a una revisión más alta de las pensiones, unas pensiones que se pagan del bolsillo de los ciudadanos. ¿Duda que le incrementarán aún más los impuestos y las cotizaciones?

Este Gobierno interino parece tomar decisiones bajo una hiperventilación continua. Las decisiones deben tomarse bajo un estricto esquema analítico. Europa quiere y va a llevar a cabo un cambio energético suave, nada apresurado y muy lejos de la hiperventilación. Detrás del diésel hay inflación pero también muchos puestos de trabajo. Se nos olvida que España, por fin, vuelve a estar entre los tres países que más vehículos produce, muchos de los cuales son con motorizaciones diésel. No busca la Unión Europea que el cambio energético suponga disfrazar una medida de aumento de recaudación fiscal, de un nuevo modelo energético. Europa, que parece tener en cuenta no solo la tributación, busca un cambio tranquilo, sosegado y largo del modelo energético.

Las promesas han sido muchas, algunos nos preguntábamos de dónde saldrían los recursos para pagar la barra libre de gasto. Algunos lo llaman cambio de modelo energético, otros buscar con excusas incrementar lo que los ciudadanos de a pie le pagan al fisco.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky