Firmas

Decepción en la mañana de Navidad

Pedro Sánchez, en un mítin. Foto: Efe.

Recibido por la izquierda y los independentistas como a Santa Claus en la víspera de Navidad, a Pedro Sánchez empieza a desbordársele el saco de las cartas antes incluso de decidir quiénes formarán su equipo de Gobierno.

Bien puede el presidente sentir envidia de Papa Noel, porque mientras que al morador más ilustre de Laponia sólo le formulan deseos, asequibles las más de las veces, en las misivas dirigidas a su nombre se han grabado ya negro sobre blanco firmes exigencias que esconden amenazas envenenadas de no cumplirse.

De entrada, Torra pretende hacer una suerte de tour convenientemente fotografiado por las prisiones haciendo traspasos de poderes entre los golpistas y sus sucesores. Un espectáculo en la línea a la que nos han acostumbrado los del lazo amarillo para seguir contentando a la parroquia separatista. Y eso es sólo el principio, que por pedir no quede: presos libres, autodeterminación y etcéteras varios que acabaremos por conocer.

Otro tanto podemos aguardar del PNV, que con el aliento de Bildu en el cogote tendrá que empujar, le guste o no, en la misma dirección.

En cuanto a Podemos, demuestra lo que ya sabíamos, que a ellos lo que les gusta es gastar a lo grande. Si Sánchez les concede todo lo que piden, se funden el fondo de contingencia de 2.000 millones del presupuesto en menos de un mes. Para los de Iglesias, los 500 millones que el PP pretende birlar al PNV en el Senado son sólo un aperitivo del festín que vendrá. A costa del dinero público, ése que según Carmen Calvo no es de nadie, tratarán de exprimir al nuevo Gobierno -es decir, al bolsillo de los españoles a costa de la imagen de Sánchez- hasta dejarle sin resuello. Porque, aunque canten puño en alto el sí se puede en el Congreso, un presidente del PSOE en la Moncloa les hace a ellos tanto o más daño que al PP. Y es que ahora, en el combate a brazo partido y sonrisa falsa que se libra en el seno de la izquierda, de cara a las próximas elecciones, Pedro Sánchez parte con ventaja, la de la visibilidad que le otorga su posición y la que le brinda el Boletín Oficial del Estado.

En auxilio de Iglesias, voluntario o accidental, ha salido un PP que revuelto como animal herido pretende enmendar sus propios presupuestos. Todo lo que las huestes de Rajoy descosan en la cámara alta tendrán que hilvanarlo después los hombres de Sánchez en el Congreso, porque ése ha sido uno de los pocos compromisos que ha ratificado en la tribuna. Y ahí empezarán los lamentos, las broncas y las grandes decepciones. Pero no serán conformistas, como en la mañana de Navidad, porque Sánchez no es Santa Claus y los que le han convertido en presidente no esperan regalos, sino que han hecho una inversión por la que demandan el correspondiente rédito. Adriana Lastra ha confirmado que no entra en los planes del presidente agotar la legislatura. Hace bien en ponerse la venda antes de que aparezca la herida, porque la pelea va a ser de órdago y ha comenzado antes de lo previsto.

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