
Los Barómetros del CIS se basan en encuestas con muestras grandes. Por ejemplo, el barómetro de abril de 2018 se basó en una muestra de 2.446 personas, entrevistadas en sus domicilios y no por teléfono, como suele ser habitual en otras encuestas de tipo electoral. Sin embargo, me choca, como estadístico que soy, que la muestra se renueve totalmente cada vez. ¿No sería mejor mantener en la muestra un alto porcentaje de los entrevistados durante varias pasadas? Tengo para mí que de esta forma se estimarían mejor las tendencias.
Mas cada vez que el CIS hace públicos los resultados de sus encuestas, y dado el prestigio de la institución, los partidos se ponen nerviosos. Los que suben porque ven más cercana la meta y los que bajan por miedo a la diáspora. En cualquier caso, los datos más usados y comentados no son obtenidos directamente del cuestionario al que responden los encuestados, sino que se obtienen mediante la llamada "cocina". Por lo que yo sé, la "cocina" no se obtiene de un algoritmo conocido y constante que elimine los "errores de respuesta", es decir, las mentiras y la negativa a responder, sino del buen olfato de los analistas.
Al contrario que a los medios, a quien firma esta colaboración le interesan mucho más que los escaños estimados las tripas, los detalles en verdad significativos que aparecen publicados por el CIS en el Avance de resultados.
En primer lugar, la evolución a medio plazo de la intención directa de voto: ¿A quién votaría usted si las elecciones fueran la semana próxima? En el Barómetro de enero de 2016, el 8,3% de los encuestados dijeron tener la intención de votar a Ciudadanos, porcentaje que en abril de 2018 había subido al 16,1% (un crecimiento del 94%). Para esas mismas fecha,s el PP ha perdido el 42% en intención de voto, Podemos ha perdido el 36 y el PSOE tuvo en abril el 13,5% de encuestados que le piensan votar, un 7% menos de los que tenía en enero de 2016. Estos datos que acabo de reproducir me parecen mucho más significativos que las estimaciones hechas después de la "cocina". Pero hay datos aún más sabrosos, que ponen en la picota la coherencia de los españoles. Veamos. Preguntados por la situación económica general, el 54,7% de los encuestados dice que es mala o muy mala, pero cuando se pregunta cómo ve su propia situación, sólo el 15,8% dice ser mala o muy mala, mientras que el 35,1% asegura que es buena o muy buena. ¿Y cuántos piensan que la situación general es buena o muy buena? Pues tan solo el 7,1%. También hay una pregunta sobre la felicidad: si es usted totalmente infeliz ponga un cero y si es completamente feliz póngase un 10. Esa asignatura de "felicidad" la suspende tan solo el 12,5%, mientras que el 52,3% saca notable o sobresaliente.
A todo esto bien se le podría llamar incoherencia de una sociedad protestona.