Firmas

Bienvenidos al 'más allá de la Casa de Campo'

Pablo Iglesias e Irene Montero. Foto: Efe

Hace muchos años, cuando este cronista dedicaba su actividad profesional a la política madrileña de aquellos también movidos 90, un concejal del Partido Comunista trató de afearle su debilidad por la zona oeste de Madrid: "Tú eres de los que viven más allá de la Casa de Campo", dijo entre bromas y cargas de profundidad aquél edil, que era un auténtico defensor de las clases obreras de la capital y que nunca ha abandonado en toda su vida el apoyo diario, directo y esforzado a las gentes más necesitadas de la Meseta de Orcasitas y los barrios adyacentes, Orcasur o San Fermín, donde el distrito de Usera termina limitando con Villaverde. Aquél concejal puro y de raza no ha dejado ni un solo día de su vida de atender a los demás, y durante un tiempo lo hizo pisando las alfombras aterciopeladas de la Casa de la Villa, aunque ese nunca fue su lugar natural.

Pues bien, nuestro amigo comunista vino a delimitar con aquella frase la diferencia que a su entender hay entre quienes viven en los nobles pueblos de Las Rozas, Majadahonda, Pozuelo, Boadilla, Galapagar, Villalba o El Escorial, y aquellos que han preferido no traspasar la frontera oeste de la ciudad. Gente rica, entendía él, pudiente, poco solidaria y celosa de sus propiedades. Por supuesto que aquellas palabras eran una chanza de amigos (periodistas y políticos éramos entonces amigos con buena relación), aunque llevaran implícito un mensaje crítico considerable... e injusto.

Ahora los que elegimos cruzar la Casa de Campo hacia el oeste de Madrid tenemos nuevos vecinos. Pablo Iglesias e Irene Montero, importantes dirigentes políticos de nuestro país, quieren edificar una familia y un proyecto de futuro en un entorno natural y social magnífico, rodeado de encinas y pinos mediterráneos y bañado por las escasas pero bravas aguas del Guadarrama, un pequeño río al que se privilegió con un Parque Regional de especial protección medioambiental. Un paraíso, para qué engañarnos. Ahora ellos van a formar parte de esa élite de privilegiados con propiedades más allá de la frontera que nuestro amigo concejal trazó mentalmente para dividir a los que se preocupan de los más necesitados y a los egoístas.

Ahora podrán comprobar cómo influyó negativamente el retraso en las inversiones autonómicas en esta zona metropolitana, porque todos los recursos se los llevaba el sur más marginado. Todavía hoy, en algunas de las localidades mencionadas, intentar llegar al centro de Madrid en transporte público obliga a armarse de valor y de tiempo. Se inauguró hace una década un trenecito, por cierto blanco de las críticas políticas más denigrantes en su época, en el que si te montas con el afán de llegar a Príncipe Pío debes cargarte de paciencia y de una mochila con la merienda y la cena, porque no baja de hora y media el empeño.

Ahora tendrán un chalet enorme con 'casa de invitados', que es el epíteto endulzante que los medios están poniendo a la vivienda del servicio de la casa, de las que hay en muchas de las residencias de lujo de esta zona de la Comunidad. Vivirán como tantos y tantos madrileños y españoles que han labrado de esfuerzo y sacrificio sus vidas para conseguir vivir más allá de la Casa de Campo, y que son celosos de su propiedad como lo serán ellos. Y serán también contrarios a que nadie la ocupe ilegalmente por muy vacía que pueda quedar en períodos en que por trabajo, estudios o vacaciones sus propietarios decidan ausentarse.

Y tendrán por supuesto derecho a que se respete su intimidad familiar, faltaría más, a que se respete igualmente su decisión de adquirir una vivienda cuyo valor alcanza los cien millones de las de antes. Un derecho que debería ser no selectivo, por cierto, independientemente de las siglas políticas de cada uno.

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