El ministro Cristóbal Montoro ya no quiere conceder entrevistas. La interpretación que se ha hecho precisamente de la última, publicada por el diario El Mundo esta semana, parece haberle dejado un retrogusto de frustración, porque cree que nadie le entiende o nadie le escucha cuando abiertamente reconoce que pudo haber malversación de fondos públicos en las cuentas catalanas, sin menoscabo de que lo sustancial de tan larga polémica es que el Gobierno ha intervenido la Generalitat, ha evitado el procés, ha desmantelado las estructuras de Estado que venía edificando el soberanismo, y ha ejercido un control único sobre los gastos, facturas y movimientos de tarjetas. Una cosa es que hayan colado algunas facturas falsas con la ayuda de funcionarios, y otra otra bien distinta es que, de un presupuesto de 34.000 millones de euros que tiene la Generalitat, se eche tierra a un sistema que pasa por el control de las consejerías, la intervención de la Generalitat y, por último, la Intervención General que depende de la vicepresidencia de la principal institución catalana.
Formalmente, la convocatoria del 1-O no se ha financiado con dinero público, mantiene el titular de Hacienda. Porque unas elecciones de rigor e incluso una consulta tienen que ser transparentes y hacerse con dinero público. Cuestión aparte es el gigantesco sistema de voluntariado que tenían, las urnas que escondían en sus casas, y por supuesto la utilización de lugares públicos y el uso sectario de los 'mossos' para no reconocer que en efecto, sí hubo malversación de dinero público.
Molesto con el oportunismo político que imputa a Ciudadanos, Montoro considera que las críticas de Albert Rivera tienen un límite, siendo más indulgentes éstos con los que han falseado o engañado que con quien ejercía el control del Presupuesto.
Entre tanto, para quien le quiere escuchar, Montoro insiste en la existencia de otras vías de utilización de recursos públicos, como las destinadas a organizaciones que en paralelo pudieron financiar el procés. Eso es lo que se ha denunciado al Tribunal de Cuentas y hay que esperar a que se aclare tanta confusión.