Firmas

El instante más oscuro

Junqueras, Puigdemont y Forcadell. Foto: Ep

El cine ha puesto de moda a Winston Churchill. Hay dos películas en cartelera sobre esta emblemática figura: Churchill, de Jonathan Teplitzky, y El instante más oscuro, de Joe Wright. En ambos se retrata la voluntad fiera de un político que quiso cambiar la historia.

Esto sirve para recordar a Mariano Rajoy el coraje de Churchill al desafiar en solitario la tiranía nazi contra quienes aconsejaban "diálogo". ¿Es eso lo que tiene que hacer el presidente frente a las demandas soberanistas? Cada vez hay más que reclaman "ley y orden". Sin embargo, hay pensadores en Cataluña como Antoni Puigverd que nos recuerdan que "una comunidad política construida sobre las sentencias judiciales y la razón de Estado es una sociedad que ha convertido la antipatía y las relaciones de fuerza en el único vínculo social". Para algunos dirigentes independentistas, como Joan Tardá, el problema se debe a "que España dio la espalda a Cataluña". Según este punto de vista, todo empezó cuando el Constitucional dejó sin efecto una parte relevante del Estatut del 2006, debido a la ofensiva política lanzada por el PP.

La realidad, sin embargo, es otra. Aquel hecho fue utilizado por los nacionalistas, a pesar del escasísimo respaldo popular que tuvo el Estatut, para convertirlo en un ariete con el fin de impulsar el independentismo. Es lo que Jordi Pujol y sus seguidores siempre anhelaron. Como afirma Carles Campuzano, mientras el Estatut de 1979 (que era la recuperación del de 1932) era para los españoles un punto de encuentro, para los catalanes era un punto de partida. Por eso, cuando estalló la gran crisis del 2008 lanzaron la estrategia del "España nos roba", dando a entender que si retiraban las aportaciones que hacían al Estado no tendrían que soportar los rigores de la crisis. Es ahí donde arranca el procés. Esta falta de lealtad institucional es lo que hace imposible una solución política en estos momentos. Como dice Luis Garicano, el problema reside en que han utilizado todas las transferencias recibidas del Estado no para acercar o mejorar el servicio a los ciudadanos, sino para romper España. Ante una situación así, ¿qué hubiera hecho Churchill?, ¿hubiese negociado o luchado por sus ideales? Esto es lo que debe resolver Rajoy, quien afronta su hora más oscura.

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