
Al ministro de Energía, Álvaro Nadal, los dedos se le convierten en huéspedes en la medida en que se acerca la primera semana de diciembre. En estas fechas se produce tradicionalmente una fuerte subida de la luz. El consumo se dispara al encenderse las calefacciones y comenzar la navidad. Este año se espera una subida espectacular como consecuencia de la sequía, del alza del precio del crudo y del parón nuclear de Francia. Una tormenta perfecta.
Al Gobierno le viene fatal esta subida en plenas elecciones catalanas. El riesgo es que el foco informativo se centre en la factura energética y todos los partidos culpen al PP. El peligro es que se saque a relucir la pobreza energética (ahora que se cumple un año de la muerte de la anciana a la que cortaron la luz en Reus), la casta, la falta de distribución de la riqueza, el paro y toda la demagogia de una campaña electoral crispada.
Ante esto, Nadal, como es su costumbre, se pone la venda antes de la herida. Aprovecha el anuncio del presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, de culminar el cierre de todas sus centrales de carbón en el mundo para montar una zapatiesta. En realidad, solo afectaba a dos pequeñas centrales en Asturias y Palencia. De hecho, estaba previsto clausurarlas en poco más de un año.
La solicitud de cierre debe ser interpretada como estrategia empresarial. Galán, consciente de la fuerte demanda que existe en la opinión pública para descarbonizar el planeta, intenta poner en valor la posición de Iberdrola en la batalla contra el cambio climático y su apuesta por las renovables. Pues bien, Nadal lo interpreta como un desafío al Gobierno. El exceso de soberbia se ha convertido en el problema del Gobierno Rajoy.
El mensaje que transmiten es que el medioambiente no les preocupa. Que mienten cuando afirman que el cierre es para subir el precio de la luz. Y lo que es más grave, España se aleja cada vez más de la política de Bruselas, gracias a ministros bisoños, y se habla con preocupación del "Brexit energético de España". El carbón no es bueno para nadie, como recuerda John Ford, en su excelente ¡Qué verde era mi valle! (1941). Y por eso, la descarbonización es un pilar del Paquete de Invierno de la UE en política energética.